Para el coordinador regional de la Campaña de Acceso a Medicamentos de Médicos Sin Fronteras (MSF) para Latinoamérica, Felipe Carvalho, la única protección contra la pandemia es el acceso a la vacunación amplia y universal. Reclaman la suspensión temporaria de patentes. Entrevista exclusiva.
Con el lema “No a las patentes, una pandemia no es un negocio”, la organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) salió a respaldar enérgicamente el pedido para que los gobiernos declaren la suspensión de todas las barreras de propiedad intelectual que rigen sobre vacunas y demás tecnologías médicas vinculadas al Covid-19 hasta que se garantice una inmunidad de grupo mundial.
Desde Río de Janeiro, en medio de una emergencia sanitaria atroz que lleva contabilizados unos 400mil muertos, el coordinador regional de la Campaña de Acceso a Medicamentos de MSF para Latinoamérica, Felipe Carvalho, hizo un alto en la tarea para hablar con REDACCIÓN MAYO. “Aquí tenemos gente que muere en la calle, en la puerta de hospitales que están saturados y ni siquiera ingresan en la estadística. El mundo reclama una solución global que anteponga la salud pública a los beneficios corporativos”, afirmó.
-¿En qué consiste concretamente el pedido de MSF?
-Desde nuestra experiencia con otras pandemias sabemos que cuando hay monopolios sobre tecnologías esenciales se crea escasez y exclusión. Las patentes son un incentivo a la innovación, pero al mismo tiempo son una herramienta de control de mercado que impide que otros actores intervengan en la producción. Por eso respaldamos la petición ante la Organización Mundial del Comercio para declarar la suspensión temporaria de patentes y otros derechos de propiedad intelectual sobre vacunas, métodos de diagnóstico, tratamiento y equipamiento esencial vinculado al Covid-19, que en una situación de pandemia deben ser considerados bienes públicos globales.
-¿El pedido apunta a lograr más vacunas o mayor acceso?
-Ambas cosas. Actualmente, hay una crisis de producción. Es falso que no haya más capacidad, como dicen las empresas. Casi la mitad de las vacunas se produce en países en desarrollo que sí tienen capacidad para fabricar vacunas de alto nivel de calidad, ya reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Bangladesh, Pakistan e incluso Canadá, ya anunciaron que pueden hacerlo pero no logran un acuerdo para obtener los derechos de producción. Las empresas no están actuando bien, no están compartiendo información ni conocimiento y eso crea escasez: mucha gente se queda sin acceso. De aprobarse la petición, habrá seguridad para ampliar y diversificar la producción y, también, para que los gobiernos tengan más opciones de compra porque lo cierto es que se están quedando sin alternativas.
-¿Existe algún antecedente de suspensión patentes?
-Sí, en el caso de VIH Sida. Hace 20 años también asistimos a una crisis muy grande de acceso a los tratamientos que planteaba diferencias dramáticas entre países ricos y pobres, y se logró a nivel de la OMC que los países más pobres tuvieran el derecho de no aplicar las reglas de propiedad intelectual durante más tiempo. Es un precedente muy importante.
- El pedido fue formulado en octubre 2020 por India y Sudáfrica ante la OMC. ¿Cuántos países apoyan la petición?
-Oficialmente, ya firmaron 58 países, pero en los debates ya se manifestaron 99 declaraciones de apoyo. No obstante, se necesita el consenso. Actualmente, no apoyan los países de Europa, Japón, Estados Unidos, pero hay mucha discusión interna. Si miramos quiénes se oponen, son justamente los países que compraron la mayor parte de las vacunas y, en algunos casos, como Canadá, que compraron muchas más vacunas de las que necesita toda su población.
-¿Cómo juega Latinoamérica en ese concierto y qué posición mantiene Argentina?
-Es un caso bien interesante el de Latinoamérica. Firmaron Bolivia, Venezuela y Honduras. Argentina fue uno de los primeros en declarar el apoyo. Brasil es uno de los pocos países en desarrollo que se opone, y hay otros países importantes de la región que están en silencio, como Uruguay, Paraguay y Perú, que no han dicho ni sí ni no. Luego están Chile, México, Ecuador, Colombia, que aparecen haciendo muchas preguntas, debates interminables. A veces pareciera una estrategia para retrasar el proceso.
- ¿Qué otras acciones o instituciones supranacionales podrían contribuir a una solución global?
-Lamentablemente, el mecanismo de compra conjunta de vacunas del Covax no está funcionando, no es suficiente, porque las empresas y los países más ricos prefirieron hacer acuerdos secretos, bilaterales. También se intentó crear un mecanismo para compartir información, conocimientos y tecnologías pero a las empresas no les interesó participar. Por eso creemos que ahora es el momento de una medida obligatoria.
-¿Qué opinión tienen sobre el Pasaporte Covid y demás certificados inmunitarios?
-No hemos fijado una posición, pero nos parece que no es una solución de salud pública. Además, lo que vemos con este virus es que mientras más tardamos en vacunar a la población, más vulnerables estamos para que aparezcan variantes y otras cepas que, incluso, pueden ser resistentes a la vacunación ya realizada. Controlar el tránsito de personas no es algo que vaya a crear algún tipo de protección. Ésta solo se puede crear con vacunación amplia y universal. Es la única solución de salud pública que podemos debatir.
FORMULARIO PARA APOYAR LA PETICIÓN
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