Daniel Arroyo reconoce que la pandemia obligó a reconducir las prioridades del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para atender la demanda alimentaria.
En diálogo con Redacción Mayo, el ministro dice que para este año la cartera equilibrará su gasto y concentrará casi el 50 por ciento de sus fondos en promover empleo en cinco sectores que demandan mano de obra intensiva: construcción, cuidado, reciclado y las industrias textil y alimentaria.
Entre la asistencia social y el mundo del trabajo, la economía popular es, para Arroyo, una herramienta clave para sacar de la pobreza a millones de argentinos. Para dinamizarla describe una secuencia. “Primero hay que garantizar una base de ingresos para todos, luego establecer mecanismos de capacitación y por último generar formas de capitalización para maquinarias y herramientas”.
-El año pasado la prioridad del Ministerio fue la asistencia alimentaria. Gran parte del presupuesto se destinó a ese fin. Para este año se equipara este gasto con el previsto para incentivar el trabajo ¿En cuánto tiempo calcula que las proporciones se pueden revertir?
-Está claro que el año pasado el eje central fue la asistencia alimentaria. El 80 por ciento del presupuesto fue a ese fin. Se dio una situación particular: en 15 días pasamos de 8 millones de personas que recibían asistencia alimentaria a 11 millones. En ese contexto gran parte de la política tuvo que ver con atender los comedores, los merenderos y reforzar la Tarjeta Alimentar. Este año me propuse hacer que el 50 por ciento tuviera que ver con la asistencia alimentaria y que otro cincuenta por ciento tuviera que ver con el trabajo y que el eje principal fuera ese. Esperemos a ver cómo avanza la segunda ola de coronavirus, pero en principio va a terminar siendo así.
-¿Qué herramientas desarrollará para hacer esto?
-El eje central que tenemos es fortalecer tres líneas de trabajo: el programa Potenciar Trabajo, donde hay más de 900 mil personas que cobran la mitad del salario mínimo: 12.200 pesos y trabajan en la construcción, el reciclado, la industria textil, en la producción de alimentos o en el cuidado de personas. En segundo lugar, la urbanización de los barrios. Estamos urbanizando 400 barrios este año. Poniendo agua potable, servicios básicos y mejorando las viviendas. Además de garantizar el derecho al hábitat, se trata de un montón de gente trabajando. Y finalmente la construcción de 800 jardines. Tenemos un 57 por ciento de pobreza en los chicos de hasta 12 años en Argentina. Una forma de achicar esa desigualdad es que haya jardín maternal en un barrio: que los padres que trabajan puedan entrar al sistema de cuidado, que los chicos tengan derecho a la primera infancia, un montón de gente construyendo jardines y también maestras jardineras con trabajo. Ese es el esquema para este año. Un cincuenta por ciento del presupuesto para atender la emergencia y otro cincuenta por ciento para atender la construcción del trabajo.
-Pareciera que hay dos modelos, la economía popular y la economía formal, ¿cómo se pueden integrar las dos y cómo se incluye ahí el componente tecnológico de la economía del conocimiento?
-Hay tres claves para eso. Primero, el Estado tiene que garantizar una base de ingresos. En segundo lugar, hay que rearmar los esquemas de capacitación. Un tornero, por ejemplo, que antes operaba una máquina a pedal, ahora tiene control numérico. Entonces el mercado ya no necesita un tornero. Mucho de la economía social requiere de tecnología, y eso juega a favor de la inclusión laboral y de la mejora social. Y en tercer lugar, es clave el crédito y la capitalización. Gran parte de la gente que trabaja por su propia cuenta no accede a máquinas. El problema es que, esas personas que no pueden ir a un banco, terminan sacando un crédito en la financiera de la esquina al 200 por ciento de interés anual. Nosotros desarrollamos un crédito no bancario con un tres por ciento anual para atender esta demanda.
-La inflación es otro de los problemas que atenta contra la generación de trabajo de calidad.
-La inflación es el problema más grave en la Argentina, por eso hay pobreza con trabajo. El precio de los alimentos es un problema central y también la falta de referencias. En un barrio una cosa sale 40 pesos, en otro 90 y en otro 260. Ahí hay un tema clave. Mi tarea es que el productor le venda directamente al pequeño consumidor. Apoyar a los pequeños productores para que en las ferias coloquen una canasta ahorro con 28 productos. Generar mecanismos para que haya 400 mercados locales para que el productor le venda directamente al consumidor. Achicar el proceso de intermediación. Por otro lado, la economía tiene perspectivas de mejora. Es un contexto muy difícil, con mucha gente que la está pasando mal, pero la economía rebota y va a mejorar la actividad económica en los próximos meses. Eso va traccionar y dar oportunidades a muchas personas.
-Ud. sostiene que la mejor política social es el trabajo. ¿Cómo se hace para generar trabajo de calidad perdurable en una Argentina donde gran parte de los sectores laborales más populosos vinculados a la construcción, el cuidado y el servicio doméstico están bajo la línea de pobreza?
- En realidad hoy tenemos tres realidades bajo la línea de pobreza: gente que tiene trabajo formal y es pobre porque no le alcanza y no llega a los 63 mil pesos que hacen falta para superar la línea de pobreza. Gente que tiene trabajo informal sostenido y es pobre, un plomero, un gasista que no se vincula con el Estado, que sus ingresos no le permiten superar la línea de pobreza. Y, finalmente, las personas que son asistidas por el Estado. El mundo del trabajo que viene tiene dos características: por un lado el tecnológico, competitivo y globalizado, y por otro lado el que requiere mano de obra intensiva. En esos cinco sectores de los que hablaba antes -construcción, reciclado, la industria textil, producción de alimentos o en el cuidado de personas- es en donde yo veo que se da la mano de obra intensiva.
-¿Cómo se hace para formalizarlos?
-En Potenciar Trabajo creamos un mecanismo para que la gente se registre, sea monotributista social y de esa manera se formaliza sin costo fiscal y pueda dar factura y producir. También se bancariza con una cuenta en el Banco Nación gratuita. Vamos generando mecanismos para formalizar el trabajo y lógicamente la masificación del trabajo tiene que ir acompañada por un esquema de trabajo de calidad. Hay un esfuerzo grande que hay que encajar en los próximos años en esa línea. La transformación de los planes sociales es el eje de la política social para los próximos años.