En la Argentina al menos un tercio del electorado que este año participará de las elecciones no supera los 35 años. De acuerdo con la proyección estadística del Indec, son cerca de 10,5 millones de personas las que integran este segmento etario sobre un padrón total que está por encima de los 32 millones de electores.
Sin embargo, la cantidad de diputados nacionales que representan a ese segmento no supera la veintena. De los 257 miembros que tiene la Cámara Baja solamente 19 cumplía el requisito de ser sub 35 hace dos años cuando ocurrió la última elección.
De cara a las PASO -recientemente pospuestas para el 12 de septiembre- la atención la siguen concentrando dirigentes por encima de los 40 años. Sin embargo, el colectivo sub 35 comparte una cualidad extraordinaria para la política argentina: todos nacieron, crecieron y se formaron en tiempos de democracia.
Vale preguntarse entonces si a partir de esta coincidencia fundamental hay algún otro denominador común entre los millennials: ¿comparten una agenda?, qué los distingue de otros miembros de sus partidos con más experiencia? ¿la juventud es una sola o hay varias juventudes?, ¿cambió en el modo de hacer política?.
Tres jóvenes dirigentes que ocupan espacios de toma de decisiones de distintas fuerzas políticas hablaron con Redacción Mayo y responden a estas preguntas generacionales.
Ximena García es una de los 19 diputados nacionales que no llega a los 35 años. Para esta dirigente radical de la provincia de Santa Fe un aspecto clave que diferencia a los millennials de las generaciones anteriores es haber crecido íntegramente en democracia.
“Crecimos y nos desarrollamos en democracia y eso es algo que está fuera de discusión. Tomamos la democracia y sus mecanismos como un derecho adquirido y natural. Quizás no se tiene dimensión de lo que costó, pero está claro que nuestra generación tiene una serie de valores como son la tolerancia, el respeto a la diversidad, el género y el rol de las mujeres que ha permeando en la forma en que se percibe el mundo”, dice García de 31 años.
Sobre este punto profundiza Mariela Segovia, delegada del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en Jujuy y dirigente del peronismo de esa provincia. “Uno de los grandes ejes sobre los que trabajamos como generación es el fortalecimiento de la democracia. Entendemos el mundo de otra manera y le damos mucho valor a la formación y capacitación, sobre todo en cómo nos relacionamos, cómo desarrollamos políticas públicas en función de lo que se produce y se genera en cada lugar. Buscamos ocupar los lugares de toma de decisiones desde un aspecto multidisciplinario”, señala.
Para Facundo Perez Carletti, flamante presidente del PRO de Santiago del Estero y concejal de esa ciudad, hay una suerte de ethos generacional que los distingue de las anteriores. “No hay tolerancia a la corrupción, a la violencia de género o la agresión personal por fuera de lo político y lo institucional. Eso es muy positivo y refleja un cambio de visión a partir de nuestra generación. El gran desafío es ver cómo mejoramos desde una visión crítica después de 40 o 50 años de decadencia”, apunta.
Agenda
Perez Carletti señala tres agendas que los millennials ya tienen incorporadas en el día a día de la militancia y la gestión. “Si se hace una encuesta se va a ver que la agenda verde, la agenda de género y la agenda tecnológica para nuevas formas de empleo son tres denominadores comunes”, describe.
Segovia coincide con este análisis. “Las nuevas generaciones tenemos otra visión. Vemos al mundo como otro espacio y desde ese lugar proteger el ambiente, las plantas y los animales y poder disminuir la contaminación. Esos son temas fundamentales. El reconocimiento de derechos a los colectivos de género, también ha sido importante. Todo es parte de un proceso. Por ejemplo, recientemente se cumplieron nueve años de la Ley de Identidad de Género. Son aspectos que si bien en provincias conservadoras son más difíciles de introducir ya tienen un consenso enorme entre los jóvenes y eso lo hace irreversible”, relata
García reconoce también la centralidad de la agenda ambiental en el debate generacional y admite que es un lugar en disputa. “La agenda ambiental es un tema neurálgico porque genera tensión entre el desarrollo productivo y desarrollo sustentable, como ocurrió con los humedales. Allí nosotros buscamos trabajar y escuchar a productores y a los sectores ambientalistas para evitar que sigan los incendios” apunta.
La sanción de Ley Yolanda el 17 de noviembre del año pasado es un ejemplo de este marco de acuerdos generacionales. La normativa impulsada por los diputados jóvenes -y encabezada por la legisladora del PRO Camila Crescimbeni- apunta a desarrollar espacios de formación en materia ambiental, desarrollo sostenible y cambio climático en todos los organismos del Estado. Es un equivalente a la Ley Micaela en temas ambientales.
Grieta o no grieta
Sin embargo, y a pesar de estos puntos en común, Perez Carletti señala que la grieta también existe entre los dirigentes más nóveles.
“La grieta está presente en todos lados, en las generaciones que nos anteceden, y en la nuestra. Pero el estado de crisis en que se encuentra la política argentina va a llevar a generar consensos. Es tan evidente que la clase política no está a la altura del momento que si nuestra generación no asume ese desafío va a fracasar y ese es nuestro punto en común”, analiza.
Paso seguido agrega que es posible el debate a pesar de tener visiones diferentes sobre la política y el Estado. “Está claro que no piensan lo mismo un joven que milita en el PRO y uno de la Cámpora”, ejemplifica.
Para Segovia la grieta se circunscribe a los escenarios electorales. “Creo que hay momentos en donde se pueden generar marcos de respeto para el debate. Hay otros donde uno intenta imponer su ideología y su visión de la política de fondo, pero una vez que pasan las elecciones nos toca dejar de lado la grieta y sentarnos a generar consensos. Nuestra generación va a tener un nivel mayor de acuerdos que las anteriores”, analiza.
García es más optimista con su diagnóstico. “No estoy tan segura que haya una grieta entre los jóvenes. Está claro que estamos en diferentes lugares, pero no sé hasta qué punto los jóvenes nos movilizamos por la grieta, por ser k o anti k. Los que nos sumamos a un partido político es porque hay temas de la agenda, hay cuestiones que generan disconformidad y buscamos canalizarlos por esos espacios”, dice.
Redes sociales
La tecnología ahora media todas las relaciones sociales. Los tres dirigentes comparten que las redes modificaron la forma de relacionarse entre la política y la gente.
“Es un gran desafío para nosotros poder utilizar esta herramienta para comunicarnos. Son formas de contacto directo que nos acerca a las demandas de la gente y nos permite mandar un mensaje. Ya no basta con el bombo. Hay que saber escuchar por estos canales”, señala la dirigente jujeña aunque admite una dificultad. “Es complicado llegar a las generaciones por debajo de los 23. Tienen otro lenguaje”, describe.
“Hay canales que si están bien usados contribuyen a una mayor cercanía. Tenemos una ventaja en relación a otros tiempos porque se nos permite generar confianza desde otros medios”, apunta García.
Por último, Perez Carletti señala el cambio global que genera la virtualidad. “Hoy hacemos cosas que hace 10 años eran impensadas. Con un mensaje de Whatsapp nos comunicamos con China y podemos ver todas opciones. Nos da una perspectiva global sin perder nuestro lugar de referencia”, dice.