Testigo directa

“No se olviden de los afganos cuando dejen de ser noticia”

Tras casi una década de trabajo con Naciones Unidas, la ingeniera agrónoma cordobesa salió de Kabul días antes del caos y no sabe si podrá regresar. Teme por el futuro de las mujeres y se lamenta por las miles de muertes en estos 20 años. Por Marcelo Taborda

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08-09-2021

 “Desde el aire, Afganistán podría describirse como una naturaleza muerta, muy agreste, árido y extremadamente montañoso, pero después se empiezan a descubrir pequeños oasis, valles y el verde que hace que uno sienta esa primavera en el corazón. ¿Cómo definir al afgano? Son tan distintos grupos étnicos y con una cultura que va mucho más allá de la que puedo entender, pese a haber estado allí 9 años y medio... Toman distancia al principio para conocerte, pero después te dan el corazón y formas parte de la familia”. 

Las descripciones pertenecen a Analía Ramos, ingeniera agrónoma egresada de la Universidad Nacional de Córdoba y quien estuvo en Kabul hasta apenas unas semanas antes de que la capital afgana quedara bajo control talibán, el 15 de agosto pasado.

“Llegué por primera vez en 2002 y allí formé un equipo de 54 personas. Eran 51 hombres barbudos y tres burkas, como decía yo. Les costó mucho aceptar a una mujer occidental y más joven que muchos de ellos. Después es como que te adoptan. El grupo, de 2014 hasta ahora, es gente muy comprometida con su país. Se dedican, trabajan, estudian y mandan a sus hijos a estudiar pese a todos los inconvenientes”, explica Ramos, quien conjugó su labor profesional (en programas que Naciones Unidas despliega en zonas azotadas por conflictos y hambrunas en África y Asia) con su fe religiosa de laica consagrada y misionera.

Del extenso diálogo que mantuvo con Redacción Mayo, donde se excusó de hacer cualquier declaración que pudiera poner en riesgo al personal a su cargo que seguía en suelo afgano, extraemos las siguientes declaraciones. Textuales de primera mano, que son como pinceladas sobre un país que dramáticamente volvió a las portadas, 20 años después.  

 

El “tercer sexo” y los escoltas

“Para mí, Afganistán tiene tres sexos: el masculino, el femenino y el neutro, en el cual caíamos todas las mujeres internacionales. Yo tenía la dicha de poder entablar un diálogo con el hombre afgano y también con la mujer afgana, a diferencia de mis colegas masculinos que no podían tener ese acceso entre 2002 y 2004. Pasamos a ser el tercer sexo, como el género 'It' en inglés. De 2002 a 2003, cuando tuve tres empleadas femeninas, tenía que emplear a la mujer y también a un escolta, que percibía la mitad del sueldo de la mujer solamente por acompañarla. Eran el padre, el esposo o un hijo varón, que aunque tuviera 9 ó 10 años debía acompañar a la madre. Logísticamente era un dolor de cabeza porque si vos tenés que poner en un vehículo a dos mujeres, más sus escoltas, el chofer que era hombre y yo, hasta cómo sentarlos era un tema. Eso había evolucionado en estos últimos años, pero va a cambiar otra vez. Volvemos para atrás.

 

Dolores que quedan

“Hubo muchos momentos muy dolorosos en los cuales perdí gente conocida. He visto el sufrimiento. El 8 de mayo pasado hubo un atentado en una escuela de niñas hazaras y, pese a no conocer a ninguna de ellas, el hecho de saber que 85 niñas murieron y 207 fueron heridas simplemente por ser hazaras y por ser mujeres, me trajo una tristeza muy grande. Viendo esos padres desesperados, esas niñas que habían perdido piernas, brazos y que todavía estaban en el hospital, uno se plantea quién es el más bendecido, si quien falleció inmediatamente o quienes están todavía, operación tras operación, y ahora no sabemos cómo va a terminar su historia. Perdí a colegas por una bomba que estalló 15 minutos después de que yo pasara por ese lugar, regresando un domingo de misa de la única capilla católica del país. Todo eso te marca. El argentino se concentra siempre en las cosas malas y sufro mucho comparando, porque allá hay un pueblo que sufre tanto y nosotros tenemos tanto... Aquí hasta disfruto el bajar la ventanilla de un auto y sentir el aire. Allá no puedo ni siquiera eso; me muevo con autos blindados. 

 

Las rosas más bellas

“Afganistán es el lugar donde hay más rosas, más variedad y están las más hermosas del mundo. Cuando llega la primavera y explotan esos rosales uno ve esa belleza y se pregunta si no es el jardín de la Virgen. También está la belleza de personas hermosas como las hermanitas de la Madre Teresa, que se dedican a niños con discapacidades físicas y mentales y uno veía la felicidad en ellas y en esos niños, pese a no tener prácticamente nada. Cuando caía la nieve te despertabas con todo ese blanco inmaculado y decías: si tan solo pudiéramos no teñirlo de sangre.

 

Los arbolitos de Bin Laden

“El talibán es un afgano más. Sí, he interactuado con ellos, más que nada entre 2002 y 2004. Recuerdo estar haciendo proyectos de agricultura en Kandahar y me decían: '¿Ve esos tres arbolitos de allá? Esos los plantó Osama Bin Laden y allí tomábamos té...'. Y después ibas a otro lado y te decían: 'Este pozo de agua lo pagó Osama Bin Laden de su propio bolsillo....' Había un reconocimiento de que se habían relacionado o que estaban con él, en el grupo.

 

Retirada y caos

“Cuando salí de Afganistán ya el 70% del país estaba tomado. No es sorpresa lo que pasó. Lo que ha sorprendido es la velocidad. Esto se ha convertido en una película de terror, a pesar de los millones de planes que uno podía tener y de que antes creía exagerado que se pudieran llegar a perder 20 años tan rápidamente. Me preocupa el futuro de muchas colegas a quienes se les dijo 'estudiá, trabajá, tenés la posibilidad de progresar como persona´ y ahora van a estar prisioneras de una habitación, de una casa, o van a estar siempre con miedo. 

 

Un día “normal”

“Día a día se escuchaba decir 'en el barrio tal ha habido una explosión, eviten esa zona'. Es como si en Córdoba te dicen 'hubo un ataque en Colón y General Paz, por favor eviten esta zona', y entonces vos seguís haciendo tu vida y tomás la Circunvalación. Al otro día la bomba es en Núñez al 3500.... Así han sido todos los años que viví allí. Las Naciones Unidas o la Cruz Roja han reportado miles de personas que morían sin estar involucradas en actos de guerra. Temo que esto se va a intensificar, y duele.

 

Apoyos y silencios

“No creo que el pueblo afgano haya apoyado el regreso talibán. Creo que tienen miedo, están aterrorizados de ver una Kabul donde ellos creían que trabajar y educar era más poderoso que un arma y se dieron con que no. Mucha gente ignora lo que pasa allá. Cae algo en Estados Unidos y ahí hay millones y millones de noticias... En Afganistán hablamos de 10 mil muertos por año que no eran militares ni talibanes; era gente que estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado. Afganistán volvió a las pantallas porque no hay otro desastre más grande que lo vaya a empañar. 

 

Memoria

“Le pido a la gente que no se olvide, porque durante muchos años se olvidaron de ellos. No se olviden de ellos, cuando deje de ser noticia o de haber fotos. Porque en un momento va a dejar de haber fotos y videos, no van a poder hacerlos; ya sea porque no habrá Internet, no va a haber comunicaciones o van a tener miedo de estar mostrando una realidad cuando no estén los extranjeros. Y sigan rezando. Es un pueblo en su mayoría bueno, que no quiere la violencia, pero vive sumergido en ella”.

 

 

 

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