“Lula es mucho más que el Partido de los Trabajadores”
Aislar a la extrema derecha y garantizar la democracia. Esos, y no un gobierno de izquierda, son los objetivos cruciales que se plantea hoy la sociedad brasilera y que explica por qué, a ocho meses de las elecciones, nadie descarta que el compañero de fórmula del candidato a presidente Luiz Inácio Lula da Silva pueda ser el conservador Geraldo Alckmin, ex gobernador del estado de San Pablo.
Así lo entiende la politóloga brasileña Verena Hitner Barros, para quien sólo dos candidatos son tenidos en cuenta para las votaciones del 2 de octubre próimo: el propio Lula, favorito de los sondeos, y el actual presidente, Jair Bolsonaro. Y acota que, sin su histórico líder, el PT no podría ganar las elecciones.
La experta en integración y desarrollo, e integrante del Centro de Gestión y Estudios Estratégicos de Brasil (*Perfil), dialogó con Redacción Mayo sobre el trascendental momento que vive el país más extenso, poblado e influyente de Latinoamérica.
-¿Cómo caracterizaría el momento social y político actual de Brasil, a ocho meses de una elección crucial?
-Vivimos un momento de polarización política. En los sondeos preelectorales, ésto se refleja en que sólo dos candidatos son realmente tenidos en cuenta. La última encuesta publicada por Paraná Pesquisas muestra a Lula con 40,1% de las intenciones de voto y a Bolsonaro con un 29,1%. El tercer puesto varía entre distintos candidatos que no llegan a un 10%. También hay un gran descrédito de las instituciones del Estado. Los grupos que apoyan a Bolsonaro construyen su retórica con el descrédito del Superior Tribunal Electoral y del Parlamento. Por otro lado, la operación Lava Jato, organizada por el ex juez y actual candidato a presidente Sergio Moro, demostró el uso abusivo del poder y el impacto social que causó que Lula no pudiera presentarse a las elecciones hace cuatro años. Muchos de los que apoyaron a Bolsonaro en 2018 tardaron en creer que haría en su gobierno exactamente lo que propuso en su discurso de campaña. Intuían que, una vez en el poder, él se moderaría, pero no fue así. La situación se agravó con la pandemia del Covid-19.
-¿Cómo fue que se agravó?
-Bolsonaro tuvo una respuesta desastrosa a esta emergencia. Redujo ministerios, servicios públicos e instituciones. Salud, medio ambiente, seguridad social, educación, cultura, son algunos de los asuntos de Estado que afrontan hoy una gran parálisis. Cito un ejemplo: para el Consejo Nacional de Educación, Bolsonaro nombró a ocho personas sin considerar criterios de experiencia o conocimientos técnicos. Creció el desempleo, la desigualdad social, el miedo de los jóvenes a no conseguir trabajo. El país vive un aumento del hambre y de la miseria, que la sociedad ya no creía posible.
-Las encuestas dan una ventaja muy grande a Lula, al punto de asignarle chances de ganar en primera vuelta. ¿Podría en estos meses la derecha intentar cambiar esa tendencia de algún modo no institucional?
-Un golpe de Estado está fuera de consideración. Bolsonaro viene organizando en algunas ciudades del país las Motociatas de campaña (manifestaciones en moto, encabezadas por él; la prensa le adjudicó una estética fascista como las del dictador Mussolini), y radicalizó el discurso contrario a los sectores que más lo rechazan, como los ciudadanos nordestinos y las mujeres. La salida del poder de Donald Trump tuvo un impacto geopolítico importante para el actual gobierno de Brasil, que se ve obligado a buscar apoyo en otros países. La visita de Bolsonaro a Rusia es uno de los ejemplos. Sin embargo, el gobierno brasileño no cuenta hoy con ningún apoyo internacional en caso de que intentara cualquier salida no democrática para la sucesión. Desde el punto de vista electoral, el reto del presidente es seguir presentándose como el outsider, aunque esté en el gobierno hace más de tres años.
-¿Qué fue de los sectores políticos y mediáticos que demonizaron la figura de Lula y del Partido de los Trabajadores?
-Lula es mucho más que el Partido de los Trabajadores (PT). Sin Lula, el PT no tiene chance de ganar las elecciones. Lula es un elemento conciliador que suma, con capacidad de dialogar con todos los sectores de la sociedad y construir alianzas amplias para el gobierno. Asociado a eso está el hecho de que él conoce al país y a los brasileños más que cualquier otra persona.
-Después de la experiencia sufrida por Dilma Rousseff con su ex vicepresidente, Michel Temer, ¿no es riesgosa la apuesta por ubicar al conservador Geraldo Alckmin como vice de Lula?
-El objetivo actual de la sociedad brasileña no es tener un gobierno de izquierda, sino aislar a la extrema derecha y garantizar la democracia.
-A casi 12 años de dejar el gobierno, ¿en qué cambió Lula da Silva?
-Lula está seguramente con más experiencia y más curtido, pero con la misma voluntad de superar los problemas estructurales de Brasil, las enormes desigualdades del país y de recuperar la soberanía nacional y el protagonismo de Brasil en el mundo.
-Si finalmente Lula es elegido y regresa al poder el 1° de enero de 2023, ¿con qué Brasil se encontrará?
-Con un Brasil inmerso en problemas sociales y políticos, y con radicalización social. Tendrá mayor dificultad para lograr pactos políticos con el Congreso. Habrá aumento del debate sobre temas de costumbre y la agenda conservadora de aborto, drogas y, sobre todo, educación. Y se encontrará con militares en cargos medios del Estado.
-¿Qué comportamiento estima en militares, policías y evangélicos ultraconservadores que apoyaron a Bolsonaro, ante una eventual victoria de Lula?
-Creo que participarán del debate como siempre lo hicieron. Ahora bien, tenemos que separar esos grupos y mirarlos considerando sus diferencias. Hoy no existe consenso entre los militares sobre el apoyo a Bolsonaro. Y entre los policías, aunque Bolsonaro cuente con mucho apoyo, tampoco hay unanimidad para actuar al margen de la política. Los evangélicos ultraconservadores son el núcleo duro del bolsonarismo y continuarán hablando en su defensa. Bolsonaro lidera las encuestas entre hombres y en las regiones Sur y Norte. Sin embargo, Lula parece estar disputando ese segmento de forma competitiva. En las encuestas, si bien Bolsonaro aparece con un 40% de la intención de voto de los evangélicos, Lula aparece con 36%. Lo mira muy de cerca.
-¿Y con relación a la región?
-Lo veo retomando un compromiso de Brasil con la integración regional, con la solución dialogada para nuestras crisis, más comprometido con la autonomía de América del Sur, con la reconstrucción de la institucionalidad de la Unasur y el fortalecimiento del Mercosur.
-¿Cuál es el tema más urgente para resolver del próximo presidente?
-El precio de la energía, especialmente de la gasolina, que está dolarizado en la práctica y que tiene impacto inmediato en la vida de todos.
(*) Perfil
Verena Hitner Barros
PhD en Estudios del Desarrollo por el Centro de Estudios del Desarrollo da Universidad Central de Venezuela (CENDES-UCV), magíster en Integración Latinoamericana por la Universidad de São Paulo (PROLAM-USP) y graduada en Ciencias Sociales por la misma Universidad. Fue consultora de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO-ONU) en Caracas, Venezuela y asesora de la Presidencia del Consejo de Educación Superior del Ecuador, en Quito. Investiga temas de desarrollo regional de América Latina, cooperación técnica internacional en ciencia, tecnología e innovación, relaciones internacionales de América del Sur y Política Exterior de Brasil. Fue investigadora y coordenadora de la Cátedra Unesco Libertad de Expresión y Sociedades del Conocimiento en CIESPAL y del Observatorio de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación del Sur (Observasur). Actualmente realiza sus estudios de postdoctorado en la Universidad de Brasilia (UnB), en la Facultad de Sociología, con la temática de la Sociología de la Ciencia y la Tecnología.