“Imagino un gobierno con liderazgos más horizontales, con mayor presencia de mujeres, pueblos indígenas, personas de las disidencias y diversidades sexuales”, dice Julieta Suárez-Cao acerca del nuevo Chile que se viene, a partir del 11 de marzo. Julieta es profesora asociada del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, doctora en Ciencia Política por la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) y Coordinadora de la Red de Politológas #NoSinMujeres. Además, participó en el diseño de paridad de género de la actual Convención Constitucional de la que surgirá una nueva Carta Magna.
-Si tuvieras que mencionar claves fundamentales del triunfo de Gabriel Boric en el balotaje del 19 de diciembre, ¿cuáles serían?
-Sin lugar a dudas tuvo que ver el aumento de la participación. Creo que acá queda claro que cuando vota más gente y, en particular, más personas jóvenes y de sectores más vulnerados, no son las opciones extremas las que se eligen. Y esto viene de la mano de repensar en Chile la inclusión del voto obligatorio para, de alguna manera, desincentivar la polarización y tratar de promover visiones más de centro. Creo que en la segunda vuelta Boric convenció mucho más que (José) Kast en esa postura más moderada.
-Fue fundamental el voto no sólo de los jóvenes sino también de las mujeres...
-Sí, las mujeres y los jóvenes tuvieron un papel clave. Particularmente las mujeres; todavía no tenemos buenos datos, aunque sabemos que fueron más bien las mujeres jóvenes en las que hubo una brecha de participación enorme a favor de Boric. Más del 65% es lo que se está estimando por el momento y esto concuerda con lo que hoy se habla también de las votantes mujeres en Estados Unidos, en el Reino Unido, como factores de moderación, que buscan candidatos más centristas y menos extremistas. En el caso de Chile, además, todo el programa de Kast era anti-mujer, anti-género, y presentaba una gran reacción que obviamente hizo que las mujeres se movilizaran.
-¿Cuáles son los temas impostergables, los más urgentes, que debería atender el presidente apenas asuma?
-El gobierno actual, probablemente, sea el último de un presidente chileno con la Constitución de (Augusto) Pinochet. Entonces, lo impostergable es poner todo el apoyo y todos los recursos del próximo gobierno para que la Convención Constitucional pueda tener un nuevo texto con el que llegar tranquilos al plebiscito de salida. Me parece que, más allá de todo lo que es la gestión y la política del día a día, hay algo mucho más fuerte que está pasando en Chile, que es el proceso constituyente y que es imprescindible que el nuevo gobierno lo apuntale. La gestión de Sebastián Piñera quedó sumamente al debe en esta materia, siendo un obstáculo más que un apoyo para el proceso constituyente. Así que yo le diría a Boric que no pierda de vista esto, que es la salida institucional a la crisis.
-¿Cómo imaginas el perfil del gobierno de Boric y su inserción regional?
-El perfil me lo imagino distinto, con liderazgos más horizontales. Imagino mayor presencia de grupos históricamente desaventajados, como las mujeres, los pueblos indígenas, personas de las disidencias y diversidades sexuales, personas con discapacidad. En este sentido, me parece que va a dar una señal potente de un recambio generacional, de cómo entendemos la política y cómo debe ser la nueva política. Con respecto a la inserción regional, las relaciones internacionales no son tanto mi tema, pero creo que va a depender mucho de lo que ocurra en Brasil. Brasil con (Jair) Bolsonaro dio un paso al costado en lo que es el liderazgo regional y mi impresión es que un nuevo gobierno en ese país, más el gobierno actual de Argentina, podrían tener una buena transferencia con Boric. Buenas relaciones.
-Hay un núcleo duro de la derecha chilena que no vaciló en apoyar una versión extrema como la que encarnaba Kast y obtuvo un 45% de votos en el balotaje. ¿Qué papel crees que adoptará ese sector ante el próximo gobierno de izquierda?
-La pregunta de la derecha es la pregunta del millón. Creo que si bien Kast hizo una súper buena elección y consiguió muchos votos a pesar de haber quedado bien lejos de Boric en la segunda vuelta, sería erróneo pensar que todo ese bloque de votantes lo va a seguir a él. Si bien Kast queda con un liderazgo fuerte dentro de la derecha, como bien decís, es un liderazgo extremo. Para una derecha que había hecho intentos y esfuerzos por “despinochetizarse” y moderarse, por “desconservadurizarse” y acercarse más a una centroderecha liberal, más contemporánea, del siglo 21, esta elección obviamente sacudió todos esos cimientos y creo que van a ir surgiendo otros tipos de liderazgos alternativos, que veremos luchas caudillescas, intestinas, para ver qué tipo de derecha es la que se reconfigura después de la derrota. Por ahora, yo diría que no se van a encolumnar detrás de Kast. Se habla mucho también aquí de recambio generacional, pero la verdad es que a los nombres que suenan a mí me parece que todavía no les da el ancho para liderar. Todavía no es obvio quién quedará como conductor aglutinante del sector.
-Entre la actual “primera dama”, Cecilia Morel, y la pareja de Boric, Irina Karamanos, hay abismales distancias en perfiles y miradas sobre asuntos de Estado, ¿crees que este cambio de mentalidad expresa a la sociedad chilena?
-Todas las encuestas mostraban que la sociedad chilena actual es mucho menos conservadora que la de hace pocos años atrás. El tema es que participa muy poca gente en las elecciones y, entonces, por más que toda la sociedad sea más moderada, si vota poca gente y quienes votan son las personas más intensas y más extremistas, da esta impresión de que la sociedad chilena se resiste a los cambios. Con la victoria de Boric, todo eso quedó más en entredicho, pero recuerdo que después de la primera vuelta muchos analistas salieron rápidamente a decir que Chile quería orden y que por eso Kast había ganado el primer turno. Se afirmaba esto ignorando que había votado muy poca gente, que Kast había quedado primero con una muy baja votación y a muy pocos puntos de quien salió segundo. Y el balotaje lo dejó en claro. La sociedad chilena no quiere orden y estabilidad a cualquier precio. Creo que va a haber resistencia conservadora al Ejecutivo, más que nada, porque los sectores conservadores son los de las élites, los que tienen los recursos, los medios de comunicación, los centros de pensamiento y la capacidad de influir sobre la opinión pública, pero no porque sean mayoritarios. Mi impresión es que el cambio de mentalidad es mayoritario, pero eso no implica que no vaya a haber resistencia conservadora. Y pensando en Kast y en algunos senadores y diputados electos del Partido Republicano, va a haber una resistencia reaccionaria, como en Estados Unidos, como en Brasil, como en Polonia, como en Hungría, al nuevo Ejecutivo y, definitivamente, a lo que va a ser el plebiscito de salida a la nueva Constitución.