Más allá de la lúgubre cifra de víctimas, representada por muertos, heridos y desplazados, cada guerra tiene otras consecuencias funestas cuyo impacto puede percibirse de inmediato o con el correr del tiempo. La economía se cuenta entre los primeros “daños colaterales” de cualquier conflicto bélico y el que hoy centra la atención mundial no es la excepción.
Sobre el impacto de esta escalada, que no sólo involucra a Ucrania, como teatro de operaciones militares, o Rusia, como país agresor al que la Otan y Europa replicaron con duras sanciones, Redacción MAYO dialogó con Federico Trebucq, profesor de Economía Política Internacional y director de la Especialización en Negocios Internacionales en la Universidad Siglo 21.
- ¿Cuáles serán las principales consecuencias de la guerra en Ucrania para la economía global?
- Desde el comienzo de las hostilidades, los mercados mostraron una alta sensibilidad a la incertidumbre que genera el conflicto. En el corto plazo, los aumentos en las commodities agrícolas y energéticos son factores que sacuden de manera significativa las bases de la economía mundial y suman presiones inflacionarias. A su vez, las bolsas y mercados de valores han tocado el mínimo en meses. Ya se encuentran disponibles algunos análisis y estudios que esperan una ralentización del crecimiento para este año de un punto porcentual y por lo tanto una recuperación post pandemia más lenta. Mucho depende de cómo evolucione el conflicto y su eventual resolución. Las consecuencias en el mediano plazo para el comercio, las inversiones y los mercados financieros todavía son inciertas, en un contexto que ya de por sí era complejo.
- ¿En qué medida agravaría las consecuencias una prolongación del conflicto?
- El problema de que una guerra se prolongue es que la incertidumbre se traslade a las cadenas de suministro, que eleve significativamente los costos logísticos y provoque cambios en la organización de los negocios y la actividad económica mundial. Otro factor de importancia tiene que ver con la alteración de los tipos de cambio y la salida de inversiones de países emergentes a refugios financieros más estables. En este sentido los ojos están puestos en la FED (Reserva Federal de Estados Unidos) ante un eventual aumento de la tasa de interés. De cualquier manera, la actividad económica siempre tiende a adoptar un equilibrio o a acomodarse a las circunstancias. Por ello hay que tener en cuenta el contexto en que sucede la guerra respecto a los cambios estructurales que atraviesa la economía mundial luego de la pandemia y de la aceleración del cambio tecnológico en el marco de la cuarta revolución industrial. Hablamos de cambios sistémicos de gran magnitud que transforman todos los parámetros, no solo de la economía, sino de la organización de la sociedad mundial en su conjunto y esta guerra irrumpe cuando aún estas transformaciones, lejos de estar asentadas, se encuentran en pleno despliegue.
- ¿De qué manera puede impactar el conflicto en la Argentina, tanto en la macroeconomía, como en las cuentas y el bolsillo de los habitantes de nuestro país?
- Por más que Argentina sea una economía relativamente cerrada, no está aislada de los vaivenes y conflictos que suceden fronteras afuera. Mucho se ha hablado de que el aumento en los precios de las commodities puede representar una ganancia de corto plazo, al igual que el incremento de los precios del gas y el petróleo podría afectarnos de manera negativa. Los cambios en los precios relativos pueden afectar las cuentas nacionales, que se encuentran, por decir un eufemismo, en un equilibrio delicado, lo que también afecta a la cotidianeidad y al bolsillo de los argentinos. Personalmente, considero que los problemas son de base, respecto a la matriz tecno-productiva de nuestro país y a la falta de un modelo de desarrollo consistente e integrado a los sectores más dinámicos de la economía mundial. A su vez esto va de la mano del potencial de América latina y especialmente de América del Sur, para fortalecer el mercado regional, incrementar el comercio y las inversiones. De cualquier manera, ya sea en el corto o en el largo plazo, un contexto internacional turbulento no contribuye a la recuperación de la economía nacional, ni de la región.
- ¿Cuán eficientes pueden ser las sanciones económicas de la Unión Europea y la OTAN contra Rusia para frenar la ofensiva de Vladimir Putin?
- Hasta el momento las sanciones han sido eficientes en aislar la economía rusa, en alterar el juego de intereses por parte de empresarios locales. Sin embargo los ataques y la ofensiva no han cesado y parece que con el correr de los días se duplican las apuestas por parte de Putin. La opinión pública mundial y la sociedad internacional, a través de la Asamblea de Naciones Unidas han condenado la invasión y una pregunta que sobrevuela, es ¿qué viene después para Rusia? ¿Cuáles son las motivaciones para profundizar el conflicto? Sin dudas que los recursos son limitados y, de prolongarse los ataques, es posible que se genere un enquistamiento de la posición rusa, que de no contar con aliados que faciliten la logística y más recursos, podría complicar sus objetivos.
- ¿Pueden esas sanciones volverse contra los propios ciudadanos europeos, encareciendo el precio del gas, del pan, de lo cotidiano...?
- Europa y especialmente Alemania son dependientes del gas ruso. Aproximadamente el 40 por ciento de las compras europeas provienen de Rusia. El incremento que experimenta el costo de la energía sin dudas es una debilidad para Europa y de no encontrar alternativas es posible que algunos sectores económicos comiencen a presionar para el levantamiento de las sanciones. Sin embargo, también hay que considerar que la dependencia rusa del mercado europeo es igual de significativa e incluso podría decirse que se encuentra en una posición más delicada ante la necesidad del ingreso de divisas tras el bloqueo de los países occidentales.
- Esta guerra, más allá de su costo humanitario y su final impredecible, ¿redefinirá los bloques y las alianzas comerciales globales? ¿Qué papel tendrá China y su creciente influencia en ese nuevo escenario?
- El conflicto pone de manifiesto una tendencia que ya se viene observando que es la polarización. En los últimos años hemos visto como se han incrementado los acuerdos de libre comercio y el desarrollo de alianzas estratégicas. Algunas previsiones sostienen que el futuro cercano del comercio mundial se llevará a cabo en el marco de este tipo de configuraciones institucionales, es decir entre mercados y países que compartan un conjunto de principios, normas y valores. La disputa entre China y Estados Unidos por el liderazgo mundial, no es ajena a la resolución del conflicto. Evidentemente el rol y la capacidad de Estados Unidos como regente global no es el mismo de antes y mucho depende de la actitud que tome el gigante asiático respecto a su relación con Rusia y al conflicto en general. China mantiene una posición neutral no alineada, más allá de que Rusia sea un socio estratégico y Ucrania el destino de importantes inversiones en el marco de la Ruta de la Seda. Mediar para alcanzar la paz y garantizar cierta estabilidad puede ser una oportunidad que seguro el líder chino Xi Jinping tiene en mente.