El 21 de febrero de 2022, el presidente de Rusia, Vladimir Putin firmó decretos que reconocen a la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk como independientes de Ucrania y envió tropas rusas a las regiones separatistas. De esta manera se recrudeció un conflicto histórico por las tierras que desembocan en el mar.
Como antecedente, vale mencionar que el 16 de marzo de 2014, mediante un referéndum, el 95,5% de los votantes de Crimea apoyaron la opción de unirse a Rusia. Sin embargo, el resultado del referéndum tuvo muchas críticas ya que se realizó sin ningún observador internacional. El 18 de marzo del mismo año Crimea fue anexada a la Federación Rusa.
En 2019, Volodymir Zelensky fue elegido como presidente de Ucrania con el 73% de los votos, quien alejado ideológicamente de la Federación Rusa giró su mirada hacia Occidente. A fines de 2021, Rusia comenzó a desplegar soldados, vehículos y aviones en la frontera con Ucrania.
El 24 de febrero de 2022, Putin anunció el inicio de la invasión en Ucrania y las principales ciudades ucranianas fueron bombardeadas. Moscú ha citado a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Europa del Este como una de las principales causas de la escalada. En respuesta el presidente ucraniano Zelensky, ordenó una movilización militar general para defender a su nación.
El conflicto bélico ya lleva tres meses, se desconoce el número real de muertos en la guerra y las ciudades de Ucrania fueron arrasadas. En Argentina la colectividad ucraniana que tiene 92 años de establecimiento en el país vive estos días con mucho dolor. Redacción Mayo conversó con Román Danylyszyn, integrante de la Comisión Directiva de la Asociación Ucrania de Cultura Prosvita, una organización sin fines de lucro que tiene por objetivo la difusión y popularización de la cultura del pueblo ucranio y su ideal de soberanía e independencia.
“Toda la vida activa de esta institución fue y es de destacar y difundir la cultura de Ucrania en la República Argentina. Hoy ya no hay descendientes o miembros fundadores, de las primeras dos olas migratorias son muy pocos los que están vivos. En mi caso, soy Argentino de segunda generación de ucranianos, pero en Misiones ya estamos hablando de la quinta generación”, cuenta Danylyszyn.
-¿Cuáles fueron los motivos de la inmigración del pueblo ucraniano?
-La inmigración ucraniana en Argentina tuvo cuatro olas migratorias, que comenzaron en 1886-1897, después hubo una segunda ola de migración muy fuerte en la década del 1920 y luego en 1930, y durante el gobierno de Menem fue la cuarta ola migratoria. En este momento estamos asistiendo a una nueva ola migratoria de refugiados por la guerra. Hoy hay 4-5 familias con las que tenemos contacto, pero pensamos que por el nivel de desplazamiento que ha generado la guerra vamos a tener muchos más.
-¿Cómo es la historia de lucha de soberanía del pueblo ucraniano?
-Ucrania hace su primera declaración de independencia el 22 de enero de 1918, ahí inclusive Hipólito Yrigoyen reconoce la independencia de Ucrania, pero esa libertad dura un año. Después, es invadida por Polonia, por los nazis y por los soviéticos. Hay una declaración el 30 de junio en 1943, cuando los nazis ingresan en la región oeste de Ucrania, el país entiende que vive una liberación de la Rusia de Stalin por lo que parte de la dirigencia de Ucrania cree que las fuerzas alemanas iban a liberarlos de los soviéticos. Pero a los dos meses se dan cuenta que conformando el gobierno los alemanes liquidan a toda la clase dirigente y los mandan a campos de concentración. Cuando Ucrania ve esa situación proclama una independencia que inmediatamente es sometida por la Unión Soviética. Ucrania vivió un proceso de doble lucha contra la Alemania nazi y la Rusia Soviética de Stalin. Cuando cae el muro de Berlín cae la Unión Soviética y Ucrania se declara independiente, en 1990 realiza un plebiscito y en 1991 se hace la declaración de independencia por mayoría y se elige al primer presidente democrático, Leonid Kravchuk. De ahí en más Ucrania vive 30 años de independencia con una soberanía a los tirones, con situaciones de cierta inestabilidad, pero se eligieron seis presidentes democráticos, cada cinco años son las elecciones.
-¿Cómo es su visión acerca de cómo surgió el conflicto bélico?
-Ucrania tiene 26 provincias y el conflicto sucedía en cuatro departamentos de dos provincias. La invasión de Crimea ellos la generan porque tienen dos bases militares con 20 mil soldados, se debe al colonialismo, ellos nunca abandonaron. Cuando notaron que había una posibilidad de que Ucrania tuviera una mirada hacia Europa ellos sienten obviamente una presencia donde dicen: "Me va a quedar Crimea y Sebastopol sin ningún contacto con el resto de Rusia". Entonces, generan un conflicto.
-¿Cuál es su lectura sobre la guerra Rusia-Ucrania?
-Generar procesos de invasiones armadas en el siglo XXI es primitivista, es una actitud anti humana. El ser humano no puede decir: "Necesito un corredor al Mar Negro, ahí está la flota más importante para que yo pueda continuar como una potencia mundial con un buen desarrollo económico y pueda seguir vendiendo gas y petróleo a toda Europa, entonces voy a invadir Ucrania y voy a liquidar a toda su gente". Rusia tiene una cultura muy fuerte de victoria imperial y guerrera por el poder, es la concepción del pensamiento ruso. Putin no se va a sentar con alguien débil a negociar, lo pisa directamente. Él cuando olfateó un poquito de miedo en la OTAN inmediatamente invadió Ucrania. El primer objetivo de los misiles fueron los militares, el segundo objetivo fué liquidar todos los hospitales, la idea es que nadie se atienda, ahogar a la población y sembrar el terror. Sembrar el terror es una técnica de combate de hoy en día y para eso tienen gente especializada, a mi me parece que es una violación de lesa humanidad y los que generan esto tienen que ser juzgados, no podemos mirarlos ligeramente. No puede ser que una nación decida agarrar 120 mil soldados, de los cuales ya murieron 19 mil. Cuando ves los videos de inteligencia, se ve el cordón de tanques que hace la invasión como si fueran los años 40' encima, es bien de infantería. Van 40 tanques, atrás van los que hacen los campamentos, atrás va la cocina y atrás llevan un crematorio para no llevar a los soldados, soldado que muere va a parar a un crematorio ni siquiera se lo entregan a la familia. Es una manera de automatizar el odio y la locura. Indudablemente la humanidad está sufriendo un retroceso donde la vida humana cada vez vale menos.
-¿Hay personas en Ucrania que apoyan a Putin?
-Sí, puede ser. Hay gente en Ucrania que dice "con la Unión Soviética estábamos mejor". Putin dice en uno de los discursos: "vamos a desnazificar Ucrania", como si en Ucrania hubiera 44 millones de nazis. Ucrania perdió 4 millones de personas en varias décadas que murieron en campos de concentración nazi. Si hay alguien que sufrió a Hitler fué Europa del Este, es una provocación. La historia tiene una tergiversación que es difícil de explicar, muchos dicen "ucranianos y rusos son hermanos", pero la verdad es que no son hermanos, todo el tiempo Moscú intentó dominar a Ucrania mientras que este país intentó ser independiente. Sí es cierto que ambos países tienen raíces eslavas, los polacos también.
-¿Qué posición esperan del gobierno argentino?
-Nosotros como argentinos también tenemos derecho a reclamar y lo hemos hecho a través de una nota dirigida al Presidente Alberto Fernández que pasó a integrar un expediente. Como ucraniano tengo profundo dolor. Tiene que haber una conducta muy firme, existió un invasión de un gobierno que agrede, no de un pueblo, porque no es deseo del pueblo ruso. Es un gobierno que agrede a una nación con fuerzas militares, con una diferencia de 10 a 1, invadiendo sin ninguna justificación. Nunca nosotros, como argentinos, le dijimos al presidente si tiene que negociar o no, si tiene que realizar acuerdos comerciales o intercambios. Lo que pretendemos como diáspora o como descendientes de ucranianos es una condena absoluta. Hubo una invasión por parte de Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, que generó una situación de genocidio matando civiles y anulando parte de la territorialidad y el patrimonio propio de ese país. Me parece que tendría que haber sido una condena más taxativa, más abrupta y no una actitud ambivalente como la que está llevando Argentina.
-¿Cuál es su opinión respecto a la cobertura periodística de la guerra?
-Argentina y los medios hispanoparlantes tienen una visión muy particular. Si no sabés ruso y no sabés ucraniano es muy difícil entender el dolor en tu país de origen. Es muy difícil entender el dolor de los sirios, de los palestinos, de los judíos cuando no conocés el idioma, porque uno lleva la realidad dentro de uno. Como argentino entiendo el dolor de los ucranianos porque fui criado como ucraniano. Los medios tienen que nutrirse de agencias de noticias, las agencias de noticias atomizan su información de acuerdo a cierta intencionalidad o por un tema comercial. Una cosa es el derecho de prensa y otro el derecho de empresa. Los medios rusos tienen una inversión poderosísima por parte del gobierno, el famoso invento de la pauta, Rusia lo hacía en 1920 cuando influía sobre todos los medios. Todos los medios hispanoparlantes se nutren de Telesur, Russia Today, o determinados medios italianos o españoles, todo eso gira desde Moscú. El hispanoparlante al no tener acceso al idioma ucraniano porque no es tan masivo, traduce del ruso o recibe una información que ya viene semipreparada. El mundo hispanoparlante en general, tiene una idea donde las izquierdas son romantizadas de una manera muy particular y las derechas son diabolizadas de una manera también particular.
-¿Cómo vivían los ucranianos y ucranianas antes de la guerra?
-Yo viajé muchas veces a Ucrania, estuve en 2018 y hay gente de la Asociación que fue a fines de 2019 y se vivía en un nivel de vida de absoluta normalidad. Sí había un conflicto localizado en dos provincias pero el resto de Ucrania vivía en absoluta normalidad. De la noche a la mañana esas familias tuvieron que irse y cortar su nivel de vida, que en algunos rubros era muy bueno y en otros, muy parecido a la Argentina. En Ucrania la Federación Rusa pensó que sembrando el descontento en dos focos iban a lograr desestabilizar a todo el país y no pasó. Independientemente de la situación o de la ideología que tengan los ucranianos, el pueblo lo que quiere es vivir en Ucrania y tener su independencia. No son rusos.
-¿Qué están haciendo desde la Asociación para ayudar a Ucrania?
-Hay una representación central de organizaciones ucranianas, a través de ellos generamos una ayuda humanitaria que se concentra en la catedral Buenos Aires donde se junta la ayuda y se envía a través de los aviones de Enrique Piñeyro. Ya mandamos dos aviones. Al margen de eso, tenemos unas cuentas donde mandamos dólares o ayuda en pesos. Desde Paraguay se mandó mucho grano o arroz, ese tipo de ayuda humanitaria que se puede generar. Después, aprovechamos las redes de instituciones ucranianas, cuando hay refugiados tratamos de darle inmediatamente contención en donde estén.
-Finalmente, ¿qué reflexión le merece la guerra?
-La guerra es lo peor que le puede pasar a una nación, es lo más terrible. La concepción de la guerra es muy difícil cuando la vivís a diferencia de cuando la ves en los medios. La guerra significa leer testimonios de madres y chicos que se van mientras el padre se queda muriendo en el frente. Yo me dedico a armar cursos, uno de los cursos que armaba era con una chicas que estaban en Jarkov que tenían un hospital de día para chicos y mujeres que sufrían violencia de género. Hoy en día están atendiendo refugiados y ellas me dicen: "¿vos te imaginás lo que va a ser la violencia de género después de la guerra?". Y no estoy diferenciando a ningún soldado, porque no es que un soldado es bueno y el otro es malo. Cuando vos vivís una situación de guerra donde lo único que importa es mantener tu vida y matar al prójimo, la situación de la que se vuelve es terrible, es un daño irreparable. Ucrania puede salir "victoriosa" de esta guerra desde el punto de vista bélico, pero la reconstrucción va a llevar décadas. ¿Te imaginás lo doloroso que va a ser recomponer moralmente a las fuerzas que están combatiendo?