“Para Rusia, es una cuestión de defensa de sus fronteras y de su espacio vital”, dice Enrique Shaw, profesor y licenciado en Historia, doctor en Relaciones Internacionales y director del Doctorado en Estudios Internacionales del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba.
A poco de iniciado el conflicto bélico en Ucrania y las operaciones militares en ese país ordenadas desde Moscú por Vladimir Putin, Shaw fue consultado por Redacción MAYO y respondió que la reacción de Rusia frente a la posible expansión de la Otan hacia su vecino era “comprensible, pero no justificable”, porque “ninguna guerra lo es”. Las que siguen son algunas de sus definiciones sobre esta contienda.
- ¿Cuáles son los factores fundamentales que contribuyeron a la actual situación entre Rusia y Ucrania?
- Hay diversos factores importantes que no se tratan en los medios, a lo mejor por “falta de tiempo” para explicarlos y en pocas palabras es complicado hacerlo... Hay orígenes históricos-simbólicos y geopolíticos; Ucrania, por medio de la ciudad de Kiev, dio origen a la Rus, término que después de un largo tiempo será el denominador que derivará en Rusia. En ese sentido, para la Rusia actual, para la Rusia imperial y para la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ese lugar de origen es su centro histórico; pero también es su espacio vital o su Lebensraum, aunque ese término o concepto de la geopolítica tradicional, nos trae malos recuerdos...
- ¿Por qué cree que Vladimir Putin ordenó esta ofensiva militar contra un vecino con el que su país ha tenido siempre estrechos lazos?
- Después de la caída del Muro de Berlín (en 1989) y de la disolución de la Unión Soviética (en 1991), los países de Occidente (Europa, la Organización del Tratado del Atlántico Norte y Estados Unidos) aseguraron que tanto la OTAN como la UE no iban a avanzar sobre lo que los rusos consideraban como su espacio de seguridad. Si vemos en un mapa las incorporaciones a la Otan y a la UE desde los años '90 hasta la actualidad, comprobaremos que eso no se cumplió. La reacción de Rusia es comprensible aunque no justificable. Ninguna guerra lo es.
- ¿Qué grado o clase de responsabilidades adjudica en esta guerra a los otros actores involucrados?
- La OTAN y Europa no hicieron nada para evitar la guerra en sí; por ejemplo dejaron en su momento a Crimea librada a su suerte. Estados Unidos necesita una guerra por temas políticos, para evitar su progresiva pérdida de hegemonía en el mundo, y para dar respuesta a los intereses de su economía con base en el complejo militar-industrial. Este complejo además existe en países de Europa como Alemania, que acaba de votar un incremento en su presupuesto militar (y cuando Alemania se arma trae malos recuerdos). Ocurre también algo similar en Francia, Gran Bretaña e Italia... El tema es que una guerra como esta, si se sale de las fronteras de Ucrania, se libraría en pleno territorio europeo. También hay que recordar como factores la falta de respeto a los acuerdos de Minsk (2014 y 2015) por parte de “Occidente”. Para Rusia, es una cuestión de defensa de sus fronteras y de su espacio vital y el de la población rusohablante de las dos repúblicas de la región del Donbás (Donetsk y Lugansk), reconocidas por Moscú un par de semanas atrás. La incógnita es si ambas repúblicas permanecerán “independientes” o serán con el tiempo, incorporadas a territorio ruso.
- ¿Cómo valorá el papel de China y de Europa?
- Quizá la gran equivocación de Estados Unidos es no asumir que Rusia no es el rival en sí, sino China en este siglo 21. Washington sigue con esa idea del rival de la Guerra Fría; el malo sigue siendo para ellos Rusia o, en su imaginario la URSS, aun cuando esta ya no existe. No ve en el bosque el árbol que está creciendo y que tarde o temprano, será China, aunque ya lo es en muchos sentidos. Hay que reconocer que China ha sido muy prudente para no mostrarse de acuerdo con las dos repúblicas separatistas ni haber apoyado públicamente a Rusia. Habrá que ver qué hay por lo bajo. Pero si el conflicto se extiende, también para contener a China habrá entonces dos frentes y no es una buena estrategia, hablando desde la teoría de la guerra y desde lo geopolítico, para Occidente.
- ¿Cuál sería la actitud que, a su juicio, deberían seguir Latinoamérica y, en especial, Argentina?
- Creo que, dentro de lo posible, mantenerse al margen. Sí repudiar la violencia de un lado y del otro. La violencia no solo es la guerra tradicional sino también los bloqueos, por ejemplo...
- ¿Qué impacto puede tener esta guerra en el escenario geopolítico global?
- Es impredecible ahora, hay que ver si este conflicto bélico sigue escalando más o no. Con respecto a Rusia, ha vuelto al centro en el escenario internacional y en particular con una presencia fuerte en Europa. Sobre todo, en la cuestión referida a ciertos armamentos estratégicos superiores a los de la Otan.
- ¿En qué modo nos afectarán aquí las consecuencias de esta guerra?
- Veremos, es complicado decirlo ahora. Seguro en los precios de los combustibles estratégicos y en los productos agropecuarios que Ucrania produce y que puede ver afectados en su exportación y por lo tanto incrementarán su valor. Eso nos puede favorecer o no, según cada caso...
- ¿Cómo ha visto el papel de los medios sobre este conflicto y qué diferencias nota con respecto a guerras como Afganistán, Irak, Libia u otras en Medio Oriente...?
- Los medios de comunicación también desde hace tiempo son instrumentos del poder, tanto en Occidente, como en Rusia y los demás países. Crean discursos performativos y realidades no tan ciertas, o ciertas para determinados intereses. Hay que ver quiénes están detrás de esos medios, quiénes los financian y a qué embajadas responden...