La palabra “cambio” fue consigna y marca de la alianza electoral que llevó a Mauricio Macri a la presidencia en 2015. Cambiemos llegaba para alterar el curso de la política y la economía argentina, producto de años de administración kirchnerista, según el discurso público que primó en sus cuatro años de gobierno. Fue “cambio cultural” el concepto elegido y remanido desde la alianza para poner en marcha su plan de “refundación”.
El nuevo libro que coordinaron los investigadores Martín Becerra y Guillermo Mastrini se llama Restauración y Cambio y fue editado por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). En él se analizan las políticas de un sector que se incluyó -y con vehemencia- en aquellos “cambios” que el macrismo configuraba como “necesarios” para el país: el de las actividades de comunicación masiva y el mercado de los medios de comunicación. El libro compila 12 capítulos, cuyos autores y autoras coinciden en un punto: transitan o transitaron redacciones periodísticas y abrazan años de estudio en el centro de investigación Industrias Culturales, Políticas de omunicación y Espacio Público (ICEP), de la Universidad Nacional de Quilmes.
El libro inicia con un detallado capítulo de Becerra en el que aborda los desequilibrios que la gestión de Cambiemos imprimió en la estructura del sistema infocomunicacional, al transgredir las normas votadas en el Congreso Nacional en los años previos, con efectos en el ámbito audiovisual pero también en las telecomunicaciones. “¿Se puede integrar el carácter transgresor con la orientación conservadora de las políticas públicas? Sí, se puede: el gobierno de Macri es una cabal demostración de ello”, asegura el reconocido investigador.
Al mismo tiempo, el libro analiza la intervención en el plano de la convergencia, que durante el macrismo fue plasmada desde lo discursivo más que desde la práctica. Sin siquiera un proyecto de ley que definiera su concepción de convergencia, tras desguazar las normas previas, el capítulo correspondiente demuestra que el enfoque fue estrecho e incapaz para pensar en políticas de mediano y largo plazo.
Por otro lado, el libro indaga en cómo se vieron afectados los medios comunitarios, sin fines de lucro, y medios cooperativos durante el periodo 2015-2019. También se ocupa de los medios públicos-estatales, y las experiencias de gestión de gobiernos provinciales y universidades públicas. E incluye un capítulo en el que se describen las condiciones laborales de trabajadores y trabajadoras de prensa que se vieron perjudicados ante el cierre y vaciamiento de medios de comunicación. Allí, recuperan cifras y testimonios de periodistas de ciudades como AMBA, Córdoba, Mendoza y Rosario y concluyen que la autogestión se convirtió en una salida (con dificultades que también se describen) para muchos periodistas que perdieron su trabajo durante esta etapa. La eliminación de fuentes laborales no se dio sólo en el universo de medios de pequeña escala o críticos a la gestión de Cambiemos. En la calle quedaron, también, periodistas de grandes y tradicionales grupos mediáticos, como Clarín y La Nación, que, a pesar de haber sido los más beneficiados por el gobierno, achicaron sus plantillas.
El libro se detiene a analizar cómo el gobierno de Macri distribuyó la publicidad oficial, respondiendo a los intereses de los grandes actores del sistema comunicacional y con un escenario pocas veces dado en la historia reciente del país, la concentración en manos de un mismo partido político de las tres cajas más importantes para los medios porteños: Nación, Ciudad y Provincia de Buenos Aires.
A su vez, el estudio indaga en cómo el contexto económico y la reducción de fondos del Estado, durante ese período, acentuaron la crisis de la industria de ficción seriada televisiva. Si para comienzos de 2015 las telenovelas y otras ficciones venían en declive, en los cuatro años siguientes ese sector sufrió una embestida mayor. El libro también brinda un detallado análisis del tratamiento mediático que hizo la prensa escrita de las políticas de comunicación de Macri, que afectaban los intereses de los mismos diarios, porque los medios son, como sostienen sus autoras, “agentes económicos y actores políticos”.
Otro capítulo analiza la relación entre medios y delito, teniendo en cuenta que durante el periodo de gobierno fue central la discusión securitaria, tanto en la agenda política (en el discurso macrista) como en la agenda mediática. Otro aporte es el análisis de las políticas públicas en torno a violencias de género en los medios y cómo impactaron (desde un lugar de retroceso) no sólo en la regulación de contenidos, sino en las condiciones de trabajo de sus productoras, las periodistas.
A lo largo del libro, sus autores y autoras no se desentienden del contexto macro (político y económico) en el que se desenvolvieron esas políticas de comunicación y de vínculo con los grupos de medios. Tampoco se limitan a los cuatro años de Cambiemos, ya que los análisis continúan y complementan un libro anterior del ICEP, Medios en guerra, donde sus autores reflexionan sobre la gestión del kircherismo y transición hacia el macrismo.
El libro demuestra que la alianza Cambiemos no tuvo política ni para los medios tradicionales ni para los emergentes; que los cambios de dirección fueron una constante, a pesar de la consigna cíclica de sus militantes sobre la promesa de “eficiencia”; que hubo un conjunto de fracasos y limitaciones y un “Estado flexible con los grandes y riguroso con los pequeños”, como sostiene Mastrini en el epílogo.
Debate en deuda
¿Por qué es necesario un libro de estas características? A pesar de la fuerte transformación en la regulación de la comunicación que produjo el gobierno de Macri, y a diferencia de lo que ocurrió en el periodo de gobierno kirchnerista, pocas páginas y minutos de aire se reservaron para dar visibilidad al tema. El debate público a través de organizaciones de la sociedad civil, tampoco fue notable, como sí ocurrió durante el proceso de discusión de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. No obstante, la primera medida del gobierno macrista fue eliminar de un plumazo los principales artículos de aquella norma.
Todo el debate sobre el rol de los medios y las políticas que los regulan es -al menos desde la mirada de quien escribe este texto- ineludible en el seno de sistemas democráticos como el nuestro. Durante el periodo 2015-2019 esa discusión pública se corrió del centro y quedó, como se menciona en el libro, relegada “a algunos grupos académicos y actores de la comunicación comunitaria”.
Restauración y Cambio se propone romper con ese hiato y actualizar los debates sobre la importancia de las políticas de comunicación, porque aquello que impacta en el mercado de los medios y en las actividades de comunicación impactan sobre la convivencia en sociedad.