En Santa Rosa de la Pampa, un grupo de mujeres da vida al proyecto de la Cooperativa Textil Pampeana.
La historia de la entidad se remonta al año 1999. En aquella época la empresa privada "Indumentaria El Argentino" quebraba y dejaba en la calle a dos centenares de personas.
Ubicada en el Parque Industrial de Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa, el quiebre de la empresa textil impactaba fuertemente en la sociedad. Es que en una ciudad, de unos 90.000 habitantes (en ese entonces), las doscientas trabajadoras y trabajadores que se quedaban empleo generaron una gran preocupación sobre todo por el marco de crisis que atravesaba el país.
"Nos dijeron que teníamos vacaciones durante el transcurso del año 2000. Sobre fin de ese año presentaron la quiebra por lo que los trabajadores y las trabajadoras nos agrupamos y formamos una cooperativa porque éramos todas personas grandes, algunas de ellas con más de 20 años de experiencia en la fábrica como así también madres y jefes de familia", recuerda Mirta Literini, una de las fundadoras.
En este contexto, en noviembre de 2000 - al inicio de una de las crisis más difíciles de Argentina- el total de los despedidos de la empresa "Indumentaria El Argentino", unos cuarenta empleados y empleadas, conformaron la Cooperativa de Trabajo Textil Pampeana Limitada. Unos meses después, el 23 de abril del 2001, la empresa solidaria comenzó a funcionar formalmente.
Con apoyo económico y legal del Gobierno de La Pampa, se logró comprar y acondicionar un edificio ubicado al oeste de la capital pampeana, sobre la calle Liberato Rosas al 952. Además, se adquirieron máquinas de coser, cortadoras y planchadoras.
“Fasoneras” les dicen porque trabajan para “un tercero”, generalmente propietario de los insumos necesarios para la elaboración del producto. En los veinte años de trabajo, la entidad solidaria confeccionó prendas (básicamente camisas) para firmas de Mar del Plata y Buenos Aires, como Yagmu, Mónaco, Confal o Taladrid de Mar del Plata.
“Es importante contarte que nuestra cooperativa tiene marca propia”, dice orgullosa Elsa Perlo, actual presidenta de la entidad. “Se llama Witrú” agrega.
Hoy, más de veinte años después, integran la empresa cooperativa exclusivamente mujeres. “Nos ayudan nuestros maridos o hijos, por ejemplo a arreglar el cielorraso”, dice Mónica.
Más información, en el informe enviado por Pablo D'Atri
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