Ilustración: Juan Pablo Dellacha
Frase reiterada si las hay es la que dice que “toda crisis presenta una oportunidad”. Y al parecer, la pandemia de coronavirus no es la excepción. Tanto es así que hasta la propia Organización Mundial del Turismo (OMT) ha reparado en las posibilidades que brinda y la importancia que tiene el turismo interno o de cercanía.
"El turismo interno se recuperará más rápido y con más fuerza que los viajes internacionales. Dada la magnitud que tiene, ayudará a muchos destinos a recuperarse de las repercusiones económicas de la pandemia, al tiempo que se salvaguardan los puestos de trabajo, se protegen los medios de subsistencia y se permite el retorno de los beneficios sociales que ofrece el turismo", indicó el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili.
De acuerdo con los datos de esta organización internacional, en 2018 se realizaron alrededor de 9.000 millones de viajes de turismo interno en todo el mundo, es decir, seis veces más que el número de llegadas de turistas internacionales.
En el mismo sentido, la OMT indica que, en la mayoría de los destinos, el turismo interno genera mayores ingresos que el internacional. “En los países de la OCDE, el turismo interno representa el 75% del gasto turístico total, mientras que en la Unión Europea el gasto del turismo interno es 1,8 veces superior al gasto del turismo entrante”, explicó.
“A nivel mundial, los mayores mercados turísticos internos en términos de gasto son los Estados Unidos con casi 1 billón de dólares, Alemania con 249 mil millones de dólares, Japón con 201 mil millones de dólares, el Reino Unido con 154 mil millones de dólares y México con 139 mil millones de dólares”, agregó.
Por todo ello, la OMT destacó el número cada vez mayor de países que adoptó y sigue adoptando medidas para hacer crecer sus mercados turísticos internos a través de iniciativas centradas en la comercialización y la promoción, así como también con incentivos financieros.
Este último sería el caso de Argentina, cuyo Gobierno anunció en agosto pasado, la implementación del programa PreViaje con el que buscó fomentar la demanda de turismo interno a través de la entrega de un crédito equivalente al 50% de las compras realizadas en paquetes y servicios de turismo para utilizar durante este año.
El Gobierno nacional pensaba destinar 15 mil millones de pesos en esta política. Sin embargo, la falta de confianza de la gente, la incertidumbre respecto de la evolución de la pandemia, las restricciones y protocolos que varían según el destino y la demora en la implementación de la tan ansiada vacuna impidieron que la iniciativa fuera exitosa.
“La gente no ha respondido como esperábamos. No compró en relación con la oferta que había. Se consumió entre 10% y 15% del total de lo que se tenía previsto al momento del anunc.io”, explicó José González, presidente de la Cámara de Turismo de Córdoba (CTC) y miembro de la Asociación Cordobesa de Agentes de Viajes (ACAV)
En efecto y según la información del Ministerio de Turismo y Deportes (Minturdep) de la Nación, hasta fines de noviembre pasado, 200 mil argentinos habían comprado productos turísticos mediante el sistema PreViaje, con lo que el gasto de ellos superó los 3.700 millones de pesos y, en consecuencia, generaron créditos para ser utilizados este año, y afrontados por el Estado, por poco más de 1.850 millones de pesos, de los 15 mil millones que estaban destinados.
Es por ello por lo que la dependencia nacional extendió los plazos de vigencia del programa hasta el 6 de diciembre del año pasado, para adquirir productos a utilizar hasta febrero de este año.
Pero, más allá de ello, los empresarios del sector repiten que “sin vacuna no habrá turismo”, con lo que especulan que el repunte de la actividad recién se verá a mediados de este año y con algunos cambios que llegaron para quedarse.
Medioambiente
La pandemia de coronavirus impuso cambios en la forma de relacionarse entre las personas y, con ello, fue generando nuevas necesidades que modificaron la actividad económica sin dejar de lado al turismo.
En ese sentido, Zurab Pololikashvili dejó en claro que “construir una experiencia de viaje sostenible y responsable que sea segura tanto para las comunidades de acogida, como para los trabajadores y los viajeros, es clave para acelerar la recuperación” del sector.
“Esta crisis también es una oportunidad sin precedentes para transformar la relación del turismo con la naturaleza, el clima y la economía”, se indicó en el informe sobre “COVID-19 y la transformación del turismo” de la OMT. “Es hora de repensar cómo el sector impacta en nuestros recursos y ecosistemas, basándonos en trabajar en un turismo sostenible; para examinar como interactúa con nuestras sociedades y otros aspectos económicos; para medirlo y gestionarlo mejor; para garantizar una distribución justa de sus beneficios y avanzar en la transición hacia un carbono neutral y una economía turística resiliente”, agregó.
“La crisis del Covid-19 es un momento decisivo para alinear el esfuerzo de sostener los medios de vida dependientes de turismo a los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), asegurando una mayor resiliencia, un turismo inclusivo, de carbono neutral, y un futuro con el uso eficiente de los recursos”, mencionó.
Y consideró necesario “aprovechar la innovación y la digitalización, adoptando los valores locales y creando trabajos para todos, especialmente para los jóvenes, las mujeres y los grupos más vulnerables de nuestras sociedades”.
Protocolos
Hasta tanto la oferta turística se torne masivamente más responsable con el medio ambiente, la salud de trabajadores y viajeros, los protocolos de cuidados y las “experiencias” acordes con la protección de la salud serán las que marcarán la nueva tendencia turística.
Así lo dejó consignado Lonely Planet, una de las mayores editoras de guías de viajes en el mundo, quien publicó un listado de nueve formas en las que la industria y las perspectivas de los viajeros cambiarán a partir de la pandemia de coronavirus:
“Las experiencias atenderán a una multitud local”, indicó como la primera de las nuevas formas de la lista. “A medida que la industria turística mundial comience su largo camino hacia la recuperación, los primeros viajeros serán locales que explorarán sus patios traseros", dijo para hacer referencia a que los recorridos “hiperlocales” y nacionales serán los primeros en volver “porque las personas se sentirán más seguras con las garantías de sus propios gobiernos”. Así, “se puede esperar que las empresas de viajes se adapten y respondan a estos nuevos patrones, desarrollando nuevas experiencias para satisfacer la demanda”.
Distanciamiento social. La premisa que marcó los protocolos aplicados en todo el mundo también influirá en el desarrollo de ofertas turísticas, por lo cual se estima que los proveedores de actividades ofrecerán más opciones al aire libre, en lugares menos poblados, con una capacidad de grupo más pequeña que facilitará el sostenimiento de la distancia social.
Viajes responsables. Esta variable hace referencia a la conciencia que la pandemia ha dejado en todos los seres humanos respecto de cómo las decisiones de unas personas pueden impactar en otras. “Al emplear gente local en lugar de 'expertos', ya sea alojándose en hoteles locales o con familias, y comprando bebidas al tipo un carrito en la calle en lugar de a las grandes cadenas, puedes asegurarte de que más de tus dólares de viaje permanezcan en los bolsillos de las personas que hacen que tus viajes sean tan memorables", refirió.
Bienestar, lo que está relacionado con el tiempo al aire libre y la actividad física, que favorecerán propuestas como ciclismo, senderismo, avistaje de animales, entre muchos otros.
Tecnología, en referencia a que las experiencias serán “sin contacto”, por lo que la crisis originada por la pandemia será una oportunidad para que se mejoren las experiencias de los huéspedes mediante la combinación de lo físico y lo digital.
Sustentabilidad, lo que hace presuponer que los consumidores serán mucho más conscientes de dónde viajan y cómo sus viajes afectarán a los lugares que visitan.
Los lugares más populares en el pasado se vuelven menos deseables, en línea con la premisa del distanciamiento social.
Auto-tours, que pone nombre al aumento en la demanda para compra o alquiler de vehículos recreativos, casillas rodantes o motorhome que, en algunos países, llegó al 1.000%.
Salud y seguridad. Este lineamiento hace referencia a la mayor conciencia social sobre la situación de salud de cada individuo, lo que será la máxima prioridad para todos los operadores turísticos y proveedores de actividades que buscarán que los viajeros se sientan cómodos y protegidos.
Argentina
Toda esta revisión sobre lo que significa la nueva tendencia turística a nivel mundial también explica el comportamiento de los argentinos que analizan y avanzan en decisiones sobre cómo disfrutarán de estas vacaciones de verano.
Un primer acercamiento de lo que puede terminar resultando la temporada estival fue el fin de semana largo del 8 de diciembre pasado, primero activo para hacer turismo en la mayoría de las provincias luego de poco más de ocho meses de inactividad.
Así, durante 5, 6, 7 y 8 de diciembre, 530 mil turistas y 700 mil excursionistas (se movilizaron sólo por el día) viajaron por el país, de acuerdo con el relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). “La actividad fue baja, se gastó poco, se eligieron destinos cercanos, económicos, y se trasladó un 26% menos de gente de la que lo hubiera hecho en condiciones normales”, aseguró la entidad gremial empresaria nacional.
A la menor cantidad de gente “vacacionando” se suma la tendencia del incremento en la demanda de piletas. Los pedidos, que habitualmente comienzan en septiembre, en el año de la pandemia se adelantaron. Así, el “canje” vacaciones por pileta parece haber sido el denominador común para un sector que se vio beneficiado por la obligada cuarentena.
“Es una locura lo que se está vendiendo. La gente está convencida de que no se va a poder ir de vacaciones, y entonces destina la plata a una pileta. Incluso familias que no querían una piscina en la casa se han decidido por esta opción”, comentó a la prensa Franco Di Yorio, encargado de la división obras de Hidrofil, quien agregó que hace al menos una década que la demanda no estaba tan activa. “Me animo a decir que las consultas se cuadruplicaron”, aseguró.
Otra de las modalidades que se observa con un incipiente comportamiento creciente es la del “rondantismo”, que no es otra cosa que hacer turismo a bordo de una casilla rodante, un camper o un motorhome.
En Estados Unidos, Europa y países como Nueva Zelanda e incluso Chile, el de motorhomes es un tipo de viaje -y hasta un estilo de vida- muy difundido. Y la tendencia ha crecido fuerte con la pandemia: en España la demanda se disparó más de 200% durante su verano con relación al año anterior, y sólo en el sitio de alquiler de este tipo de vehículos de Airbnb en Estados Unidos, la disparada superó el 320%.
Sin embargo, en Argentina no es una tendencia muy difundida aún debido a la poca infraestructura con la que cuenta el país para ese tipo de viaje, además de los costos que implica alquilar o comprar un equipo así, que están cotizados en dólares.
Eduardo Boczar, de la web solocampings.com, señaló que en Argentina hay unos 2.000 campings, y suelen visitarlos entre 3 y 4 millones de personas al año. Sin embargo, “no hay ninguno preparado para motorhomes, como en Estados Unidos o Europa, donde sí se ofrecen hasta torres con conexión telefónica, electricidad y TV y niveles diferentes de amperaje. Se requieren inversiones y, en nuestro país, aún no hay un mercado que lo justifique”, evaluó.