Fotos Sub Cooperativa de fotógrafos
Desde su casa y antes de salir hacia el campo, Alejandro Buttiero solicita reconectarse para entregar la computadora a su hija que debía asistir a clases. Esta simple escena destruye la fantasía que los productores, gente trabajadora y de clase media-alta, pueden tener la cantidad de dispositivos por cada integrante familiar.
Antes de avanzar sobre la actividad, el productor reflexionó sobre la década del 80 y el cambio de paradigma en la producción que se registró luego de los años 90, con la posibilidad de ampliar la cantidad de hectáreas y el volumen productivo. “Esto hizo que las cooperativas comenzasen a tener otro tipo de ritmo en la comercialización y mayores volúmenes de venta de insumos, generando otra realidad económica. Hizo que las cooperativas que estaban complicadas se enderezaran y las que estaban bien se terminaran de afianzar” expresó.
El dirigente y productor aseguró que Coninagro Córdoba representa aproximadamente el 35% de la superficie cultivada sobre los 7,5 millones de hectáreas apta para los cultivos. “En producción estamos manejando entre 20 y 40 millones de toneladas. La zona es importante porque de 100 millones de toneladas que se producen a nivel nacional, acá se produce la cuarta parte. El sistema nuestro no solo es producción, sino agroexportador” afirmó para comprender el impacto que tiene la actividad en la economía regional y nacional.
A pesar de aún no tener la última medición, el referente de las 23 cooperativas de Córdoba dijo que la exportación de granos representó el 60% de la Balanza Comercial. “Estamos hablando de un promedio de 37.000 millones de dólares que es lo que viene de la agroindustria” comentó durante la entrevista virtual.
“Lo primero en posicionarse como producto es el poroto de soja, por encima de la industria automotriz seguido por el petróleo y en cuarto lugar, el maíz”; explicó para asegurar que este año Córdoba" es la primera productora no solo de maíz y de maní como economía regional, sino también de soja".
Lo cierto es que Argentina es un gran productor de maíz a nivel internacional. Sin embargo, existe una lectura más localista que enorgullecen a los productores locales. “Si la provincia fuese un país, ocuparíamos el quinto lugar a nivel mundial” comentó Buttiero
Desde el cambio de paradigma en la década de los 90, el campo viene registrando un crecimiento sostenido en los mercados mundiales. Este escenario está sujeto a distintas variables imponderables como son las climatológicas, u otras que dependen de los gobiernos de turno como las macroeconómicas.
A pesar de esta última variable, el principal comprador de cereales y oleaginosas es China con el poroto de soja. Luego existen otro commodities como la harina o el aceite que se colocan en otros paises.
“Este año los commodities cerrarán un poco más alto. El commoditie de soja va a salir un poco más de 604 o 605 dólares. Esta última semana cerro alrededor de 580 dólares” comentó Alejandro Buttiero para detallar la proyección del precio del producto en el mercado de Chicago.
Pero bien, de esos 580 dólares que se paga la tonelada de soja en el mercado internacional, cuanto recibe el productor argentino. De acuerdo con lo que dijo Buttiero, lo primero que hay que saber es que el productor no recibe dólares sino pesos.
“En caso de vender la tonelada hoy (8 de junio), el productor recibiría $ 31.760; a lo que se deberá descontar entre un 12% a 15% correspondiente a gastos de flete y comercialización”. Este guarismo oscila en función de la distancia entre el acopio y el puerto de destino.
Es decir que de los $ 31.760, cobrará aproximadamente $ 27.000, pero “si el productor quiere comprar dólar billete para adquirir maquinarias e insumos deberá recurrir al dólar bolsa o dólar MEP”.
Para entender la situación, el dólar Banco Nación alcanzó a principios de junio los $ 100 y el dólar bolsa superó los $ 160. En síntesis, de los 580 dólares que se cotiza en Chicago, el productor argentino llega a cobrar 118 dólares una vez descontado todos los impuestos y retenciones.
Bajo este panorama la manera de compensar y mantener la competitividad es con mayor volumen y consiguientemente con mayor riesgo. En la radiografía de la actividad económica se visualizan productores grandes, medianos y pequeños, pero tambien productores que son arrendatarios.
“Sino tenemos volumen, no te salvás” explica el dirigente con mucho pesar. “El problema que se presenta es que una cosecha errada puede ser catastrófico y puede llevar a la desaparición del productor".
La actual política agropecuaria lleva al productor a incrementar el volumen para poder equilibrar las cuentas, pero “se corre el riesgo que el sistema saque del juego al pequeño productor, a ese que tiene 50 hectáreas” graficó para intentar mostrar que se acerca el momento de cambiar una política que perjudica al productor familiar.
Argentina tiene una clasificación y subclasificación de productores que para el dirigente se le debe prestar mucha atención. “El 70% de las tierras productivas están bajo el sistema de arrendamiento, y cada vez es más concentrado” asegura. “Necesitamos una política clara. No podemos tener una producción que se cotiza a 580 dólares y de entrada tener el 33% menos... el mal llamado derecho de exportación es un impuesto que no tiene retorno, no hay contraprestación, es extorsivo, abusivo y lamentablemente extractivo”.
El campo, como cualquier otra actividad económica que genere divisas, necesita “una moneda dura y una herramienta financiera que pueda pagar con su propia producción”.
“Nosotros decimos que debemos sacar la presión fiscal e impositiva a todas las producciones. A mayor presión fiscal menor producción...” En cambio, “si el estado saca la presión, el productor invertirá ese dinero en genética que redundará en la mayor producción de la misma unidad económica”
Lo importante es que “la mayor producción representa mayores ingresos de divisas y mayor desarrollo local y regional” finalizó el dirigente que representa a más de 150 cooperativas adheridas a la Asociación Cooperativas Argentinas.
