Ilustración: Juan Pablo Dellacha
El 2020 pasará a la historia como el año que el mundo se enfrentó a un enemigo invisible, volátil y agresivo que terminó aniquilando las economías de las regiones. Sin lugar a dudas, 2021 es el año para construir nuevos modelos que tiendan a generar en la sociedad un sostenido crecimiento económico.
La palabra construir significa “el arte de fabricar” y en el sentido amplio se denomina a todo aquello que exige disponer de un proyecto, una planificación y un orden. Es por eso que, luego de cinco meses de contracción económica, una gran parte de la sociedad comenzó a dar signos de una lenta reactivación a través de las obras privadas.
Según el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, durante 2020 se perdieron más de 263 mil empleos formales, y sólo en el último trimestre del año se advirtió un lento proceso de recuperación del empleo.
Mientras, entre septiembre y octubre de 2021, el rubro de la construcción registró en todo el país 17.200 nuevos puestos de trabajo formales alcanzando la tendencia de años anteriores.
La recuperación observada es la más significativa desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, llevando el nivel de ocupación a los 290.913 puestos registrados en el rubro de la construcción.
Cabe destacar que este escenario no se encuentra impulsado por el crecimiento de las grandes firmas constructoras o por las grandes obras públicas. Desde el IERIC (Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción) sostienen que las empresas con más de 500 trabajadores marcaron -en septiembre- un leve incremento en la generación de nuevos puestos de trabajo manteniéndose en niveles históricos.
En cambio, los establecimientos con más de 1.000 trabajadores son el factor clave de la dinámica de recuperación económica que, a la fecha, aún no muestra perspectivas de recuperación.
Perspectivas
Como se mencionó en otras notas de esta investigación periodística de Redacción Mayo, el rubro de la construcción es un vector necesario de la reactivación económica y para lograrlo será necesario diseñar un “programa a gran escala”.
La realidad es que la implementación del ASPO frenó todas las obras publicas proyectadas y en proceso de licitación, generando un retraso en la creación de nuevos puestos de trabajo y una contracción en la cadena de valor que llega hasta nuestros días.
En este sentido, los ejecutivos de las grandes constructoras manifestaron que monitorean en forma semanal las partidas presupuestarias donde el núcleo de la recuperación está puesto en los 30 proyectos que el Gobierno Nacional mantiene en carpeta.
El presupuesto nacional contempla un Programa de Obras Públicas por más de U$S 1.500 millones que será financiado con fondos del Tesoro Nacional o bajo instrumentos crediticios.
La gestión de Alberto Fernández incluyó desde obras de infraestructura productiva, pasando por la ampliación del sistema de transporte de gas, construcción y reparación de rutas hasta la construcción de la nueva Central Térmica Manuel Belgrano II.
Así, los empresarios estiman que durante este primer trimestre de 2021 el Ministerio de Economía definirá las obras a las que se le asignará la partida presupuestaria, ya que descuentan que el Gobierno Nacional no contará con todos los fondos para solventar los emprendimientos proyectados.
“Somos optimistas respecto de que el Gobierno llevará adelante algunas obras con fuerte impacto en la infraestructura de las principales actividades productivas y en las economías regionales” comentó un alto empresario vinculado a la construcción.
Para el sector es importante que el Gobierno Nacional avance en obras de infraestructura como es la ampliación de transporte de gas, porque entiende que su puesta en marcha es la base de obras más pequeñas con impacto local.
Al ampliar la capacidad de transporte “se dispara otra gran cantidad de obras privadas que tienen en carpeta las distintas operadoras petroleras” aseguraron desde el centro neurálgico de Vaca Muerta, para luego explicar que "es una cuestión de escala, una obra grande requiere de empresas constructoras con espalda financiera y una importante cadena de proveedores locales con una rápida capacidad de reacción”.
Es decir que construir la reactivación económica no es una simple acción de sumar o multiplicar ladrillos y metros cúbicos de cemento, sino por el contrario es “el arte de fabricar” un modelo que genere la sinergia necesaria en las economías regionales.
Recuperación por provincia
Para comprender que las grandes obras dinamizan la economía sólo hay que analizar algunos indicadores sobre cómo es la demanda de cemento, los materiales de la construcción y los puestos de trabajo.
Sólo en el último trimestre de 2020 los materiales de la construcción sufrieron un brutal incremento por falta de stock en determinadas regiones, pero la demanda de cemento a granel retrocedió en comparación con el año anterior.
Por su parte, el impulso de la inversión privada junto a las medidas restrictivas a la divisa norteamericana impactó en forma positiva en la evolución mensual del empleo en las provincias. El grafico del IERIC muestra que todas las jurisdicciones registraron una variación positiva respecto a la creación de mano de obra, a excepción de Mendoza y San Luis.
El balance muestra que la provincia de La Rioja registró un crecimiento del 23,3% respecto al mes anterior, seguido de las provincias de Jujuy y Catamarca.
Aun así, la concentración de obras en los grandes centros urbanos continúa generando un fuerte impacto en la creación de puestos de trabajo. Con solo mirar los registros de diciembre, la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires y la provincia de Santa Fe concentraron el 52,8% de los empleos de la construcción de todo el país.
Una radiografía que no sólo muestra la concentración, sino la inequidad en la construcción de país.
