Nacida y criada en Coronel Suárez, como le gusta decir, Julieta Colonnella (43) estudió en la Universidad Nacional del Sur (UNS) en Bahía Blanca y al regresar a su ciudad con el título de Licenciada en Turismo estaba en el lugar indicado cuando un grupo de productores golpeó la puerta de la Agencia de Extensión Rural del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) para pedir asesoramiento en turismo rural. “En la oficina eran todos agrónomos y una extensionista que me conocía me propuso integrarme. Empecé como Promotora Asesora, que es el rol del técnico de acompañamiento y, luego, por la cantidad de grupos que se iban formando en la región y la necesidad específica de la disciplina, me propusieron ser Agente de Proyecto, función de coordinación en la que me desempeño hasta ahora. ¡Ya van a ser 20 años! Y elijo este trabajo día a día. Es hermoso lo que hoy me toca hacer”, relata, entre asombrada y agradecida.
Actualmente, junto a un equipo técnico de seis profesionales, coordina la Red de Turismo Rural Centro Sur de Buenos Aires, integrada por nueve experiencias asociativas, cada una de ellas con 8 a 10 proyectos productivos de los alrededores de Tandil, Tornquist, Ventania, Pigüé, Cabildo, Dufaur, Carhué y Villarino.
“Viajar y vincularse con la gente de campo es un aprendizaje, un intercambio mutuo y permanente. Esta red nos ha hecho crecer, haciendo crecer a los demás. Es una satisfacción enorme ver un sueño convertido en un producto turístico real puesto en el mercado, algunos, incluso, siendo líderes en sus sectores. Haber acompañado ese proceso es muy gratificante. Estoy muy agradecida”, remarca, felizmente afincada en su ciudad natal, donde se casó y es mamá de dos, y se desempeñó también como docente y funcionaria.
Julieta se presta al diálogo con Redacción Mayo con ganas de contagiar a todo el mundo esta propuesta de desarrollo integral de las comunidades que viene a cambiar la cotidianidad del campo. Explica que el Turismo Rural (TR) está incorporado en la estructura programática del INTA como “una estrategia que favorece el desarrollo territorial porque promueve la participación social y el asociativismo entre los participantes de las experiencias, y plantea un mayor protagonismo a las mujeres y los jóvenes rurales, fomentando el arraigo rural”.
Destaca también que el TR favorece la diversificación y diferenciación de actividades económicas y aprovecha el encadenamiento entre actividades en el territorio, incrementando el valor agregado en origen y la reinversión local de los ingresos que se generan, lo que redunda en una mejor calidad de las producciones y en un aumento de las oportunidades de comercialización.
Pero eso no es todo. “Al ser una propuesta centrada en la revalorización del patrimonio rural (que toma en cuenta recursos naturales, culturales y saberes locales) promueve el cuidado del medio ambiente, a través de experiencias basadas en la sustentabilidad ambiental”, agrega.
-¿Cuánto recurso humano involucra el Turismo Rural en el INTA?
-En la actualidad esta red está conformada por más de 70 técnicos y técnicas que acompañan unas 60 experiencias asociativas de TR, distribuidas en todo el país: productores agropecuarios, elaboradores de agroalimentos y de cocinas regionales, prestadores de servicio de alojamiento y gastronomía rural en diferentes modalidades y de actividades recreativas, de la mano de los técnicos que acompañan cada experiencia.
-¿Cómo es el acompañamiento que proporcionan?
-Se trabaja a través de procesos de planificación participativa, facilitando y consolidando proyectos asociativos que generan una oferta conjunta de productos y servicios. Se brinda asistencia técnica, generamos espacios de talleres e intercambio de saberes, ayudamos a la búsqueda de financiamiento, capacitaciones y espacios de promoción y comercialización. La clave es la articulación de instrumentos y políticas públicas con organismos públicos y privados para resolver problemáticas, por eso se trabaja con instancias gubernamentales locales, provinciales y nacionales, con el ámbito privado y académico. El INTA apoya el desarrollo del TR desde la década de 1990. Sin embargo, es a partir del año 2004, que se registra un crecimiento exponencial de este tipo de experiencias. Al mismo tiempo, se trabaja junto a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, con su política pública de intervención territorial como es el Programa Cambio Rural.
-¿Qué beneficios le reporta al productor ingresar a esta red de prestadores de turismo rural que promueve el INTA y en qué se tiene que comprometer?
-Básicamente, le permite incorporarse a un entramado integrado por productores, artesanos, organizaciones culturales y de prestadores de servicios, instituciones locales, profesionales del INTA y de la SAGYP, de direcciones de turismo locales y provinciales, del ámbito de la educación y académico y de otros actores del sector privado, con distribución territorial en todo el país. Los compromisos surgen en los casos que las experiencias asociativas se adscriben al Programa Cambio Rural.
-¿De qué se trata específicamente este Programa Cambio Rural, en qué consiste?
-El Programa Cambio Rural se creó en 1993 por la entonces Secretaria de Agricultura Ganadería y se constituyó en un importante instrumento de política pública en todo el territorio nacional, acompañando a productores familiares capitalizados, PyMEs agropecuarias y cooperativas en una amplia diversidad de temas del sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial. En todos estos años el programa permitió a numerosos productores mejorar sus indicadores y su capacidad de gestión, y lograr escala y competitividad a partir del fomento de la asociatividad. La intervención del INTA se centra en la asistencia técnica, aplicando una metodología participativa de trabajo grupal para fortalecer aspectos de la gestión empresarial y su integración al medio agroindustrial y/o al sector comercial , conformando junto a otros actores, redes de conocimiento, innovación y contención social.
-¿Cómo es la dinámica de trabajo?
-Los grupos están integrados por 8 a 12 productores, asistidos por un técnico Promotor Asesor del sector privado. Con ayuda de este técnico elaboran un plan de trabajo individual (PMI) en simultáneo con un plan de trabajo grupal (PTG) teniendo en cuenta los objetivos comunes que se propone el grupo. Existe un sistema de seguimiento y de evaluación del impacto para medir la evolución, el grado de avance, el cumplimiento de los propósitos fijados y efectuar correcciones si fuese necesario. Y existe también un Manual Operativo que determina los términos y condiciones para su ejecución, las pautas de funcionamiento y la interacción entre los distintos actores del Programa. Se establecen roles, funciones y acciones, con el fin de proveer a los responsables de la ejecución del Programa y a los sujetos beneficiarios toda la información que facilite la operatoria.
-Imagino que una cuestión clave es entender que además de (o en vez de) meros productores son prestadores de turismo rural. ¿Cómo se concreta ese proceso, qué dificultades encuentran en el camino?
-Para aquellos productores familiares que desean continuar radicados en sus localidades de origen, el TR representa una opción debido al crecimiento de la demanda, compatible con el desarrollo sustentable, que brinda nuevas oportunidades de trabajo y genera ganancias en momentos en que la actividad productiva tradicional es baja o prácticamente nula. Se lo ve como complementario a la agricultura, ganadería, apicultura, u otras actividades desarrolladas en entornos rurales. Así, la familia rural comparte con los visitantes su vida cotidiana, sus tradiciones, su entorno y su paisaje contribuyendo a la valorización de la identidad territorial y tejiendo una red de emprendedores que buscan posicionarse paulatinamente en un mercado en constante dinamismo.
-Vamos con las dificultades, que seguro habrá.
-Bueno, una dificultad está vinculada con la accesibilidad al territorio por el escaso mantenimiento y deficiente señalización en caminos rurales. También la conectividad es un problema en algunos casos, por el acceso a Internet, que impide la tecnología a la oferta turística. En cuanto al conocimiento técnico de la dinámica turística, eso se adquiere mediante el asesoramiento del técnico y las capacitaciones que la Red organiza a demanda de los prestadores. Todo lleva su proceso, porque la lógica del sector turístico del mundo de los servicios es muy diferente a la que se aplica a la producción primaria y los commodities. De ahí, el rol necesario e insustituible del profesional del turismo que integra el Equipo Técnico de la Red de Turismo Rural centro sur Buenos Aires que acompaña el quehacer de los grupos asociativos y planifica a escala regional.
-¿Y qué papel juega el asociativismo en esta tarea de agregar valor a la producción agropecuaria y poner de relieve los recursos naturales y culturales de una zona?
-Esta dinámica de trabajo asociativo ha permitido, por un lado, aumentar la circulación de información e incrementar la capacitación empresaria. Y por otro, generar y afianzar relaciones de confianza mutua que posibilitan que el grupo sea un referente para sus miembros y funcione como un ámbito de contención a los problemas para avanzar en grados de integración comercial. El trabajo en red fortalece el entramado socio-institucional porque fomenta la participación social y la construcción de un proyecto colectivo en el cual es clave la cooperación entre los distintos actores presentes en el territorio. Al poner el énfasis en la historia, en los saberes y en los recursos culturales y naturales propios de una comunidad, el TR fortalece la identidad local y puede constituirse en el disparador de un proceso de desarrollo comunitario.
-Lograda la decisión de abrir la tranquera al público, ¿qué servicios ofrecen al turista?
-Las propuestas generadas desde los establecimientos abarcan diferentes rubros de servicios como alojamiento, gastronomía, actividades recreacionales en diferentes modalidades y productos, entre los que figuran agroalimentos, productos regionales y artesanías. Hay alfarería, almacenes de ramos generales, artesanías en telar, cabalgatas, caminatas en llano y por las sierras, criaderos de cerdos y de gallinas de raza, chocolatería artesanal, emprendimientos de permacultura, espacios de venta de productos regionales y agroalimentos, espacios rurales de arte, granjas educativas, hilados, huertas demostrativas, mermeladas artesanales, miel y derivados, museos rurales, plantaciones de aromáticas y olivícolas, producciones del agro como atractivo turístico, pulperías, restaurantes ubicados en el espacio rural con menús de comidas típicas, servicios de excursiones por guías de turismo y guías baqueanos, tambos y queserías, viveros.
-¿Es una actividad estacional, tiene temporadas fuertes, depende de la actividad?
-El Turismo Rural trabaja todo el año. En nuestra provincia, en la zona sur y centro de Buenos Aires, adquiere un criterio más de “escapadas”, de fin de semana, y tiene picos de consumo en media estación, en primavera y otoño. Aquí el invierno es muy frío, incluso cuesta calefaccionar el ámbito rural, y en el verano hace mucho calor y es más difícil buscar una propuesta de turismo rural a las 2 de la tarde, excepto que tengas una pileta habilitada para recreación. Entonces, te diría que el TR no tiene una estacionalidad marcada, se trabaja todo el año, la modalidad de consumo son los fines de semana largos y los puentes, y las mejores épocas son primavera y verano. Pero por suerte se trabaja todo el año.
-¿Las mujeres, los jóvenes, los adultos mayores, algún grupo en especial se destaca en esta experiencia integral del Turismo Rural?
-Lo que advertimos es que es bien visible la inclusión de jóvenes y de mujeres en el desarrollo territorial. En el 60% de los casos son mujeres quienes llevan adelante la unidad de negocios de turismo rural dentro de sus emprendimientos. Muchas de ellas, a través de capacitaciones, participación en ferias, encuentros, intercambios, han ido modificando su rol, tomando un rol preponderante y diferenciado en el quehacer diario de la prestación de servicios. En muchos casos, la flexibilidad y la multiplicidad de tareas posicionan a la mujer como gerenciadora de un emprendimiento turístico, y le otorgan un lugar de privilegio que favorece la equidad con los hombres en la división de tareas y toma de decisiones. Lo mismo ocurre al observar casos concretos de incorporación de hijas e hijos a la mano de obra familiar dentro del sector turístico, cuando antes no encontraban un rol para desempeñarse, favoreciendo con ésto el arraigo. Es muy hermoso poder acompañar ese proceso.
Perfil
Julieta Colonnella
Guía, técnica y licenciada en Turismo por la UNS de Bahía Blanca. Se desempeñó en el sector privado y como docente y formadora. Fue coordinadora de turismo del municipio de Coronel Suárez. Desde 2004, vinculada al INTA, como asesora del primer grupo de TR de la provincia de BA. Integra y coordina la Red de Turismo Rural centro sur de la Provincia de Buenos Aires. Integra el Equipo de Gestión de la Red Nacional de Turismo Rural del INTA.
Red de Turismo Rural centro sur Provincia Buenos Aires
Está integrada por las experiencias asociativas Turismo Rural Tandil; Pueblos y Sabores de Tandil; Turismo Rural Carhué, Turismo Rural Cortaderas, Sierras y Pampa Turismo Rural, Raíces de Campo, Turismo Rural Tornquist, Tradiciones Mediterráneas y Aguas Turísticas de Villarino. Coordinan las técnicas Julieta Colonnella en su rol de Agente de Proyecto como nexo entre el Programa y los grupos, y Marina Monje, Susana Schwerdt, María Isabel Haag, Adriana Rossetti y María Elena Valdez, quienes se desempeñan como Promotoras Asesoras de las experiencias asociativas.