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Sabido es que la crisis económica y sanitaria causada por la pandemia del Covid-19 afectó significativamente a la economía argentina causando efectos negativos en el mercado laboral que se traducen en la pérdida de puestos de trabajo, con la consecuente caída en los ingresos de los hogares, lo que dio lugar así a un aumento significativo de la pobreza.
Un informe realizado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), en base a datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), refleja que la desocupación en jóvenes de 18 a 30 años creció 6 puntos porcentuales, pasando de un 20% en el primer trimestre de 2020 (pre-pandemia) a un 26% durante el segundo trimestre, el período más crítico de la crisis sanitaria. Dentro de la población adulta (31 a 65 años) la tasa de desocupación fue significativamente menor, ya que alcanzó un pico de 10% en el segundo trimestre.
“Esto significa que un tercio de los empleos perdidos afectó a personas jóvenes”, destaca el trabajo realizado por Mariana Sosa, Ignacio Smith y Darío Romano.
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A partir de la flexibilización de la actividad en varios sectores de la actividad económica que permanecieron cerrados durante la etapa de confinamiento, en el tercer trimestre del año pasado se observó una mejora de los indicadores de empleo. “En este contexto, los jóvenes presentaron cierto progreso relativo en relación al trimestre anterior. La desocupación juvenil pasó del 26% al 20%, lo que muestra que 780 mil jóvenes ingresaron o se reincorporaron al mercado de trabajo. Sin embargo el saldo continúa siendo negativo”, refiere el CEM, al tiempo que detalla que al comparar la cantidad total de jóvenes ocupados a fines de marzo con los que tenían empleo al tercer trimestre de 2020, aún hay unos 560 mil desocupados.
En tanto, si se tiene en cuenta el género, las mujeres jóvenes resultaron más perjudicadas, según el informe del CEM. La pérdida de puestos de trabajo ascendió a 31% durante el momento más crítico de la pandemia, mientras que en el caso de los varones la caída fue del 27%.
A la hora de analizar los factores determinantes de esta problemática, el trabajo menciona tres: la informalidad, la empleabilidad en las ramas más afectadas por las restricciones y el género.
En relación al primer punto, analiza que mientras la tasa de informalidad laboral de los asalariados adultos (31 a 65 años) era del 29% en la prepandemia, en los jóvenes menores de 30 años alcanzaba el 51%, especialmente el tramo más joven, de 18 a 24 años, con 64% de informalidad.
En cuanto al segundo factor, remarca que, generalmente, los jóvenes se ocupan, por ejemplo, en el rubro gastronómico u otras actividades afectadas por las restricciones a la circulación impuestas para evitar la propagación de la pandemia.
“Las ramas de actividad con mayor incidencia entre los jóvenes son comercio (el 25% de los jóvenes ocupados se desempeña en esa rama), hotelería y gastronomía (11%), construcción (9%, mayormente varones) y servicio doméstico (8%, mayoritariamente mujeres)”, destaca el informe.
Finalmente, el estudio consigna que la principal razón por la que hay una desventaja en cuestión de género para con las jóvenes es el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. Las mujeres realizan el 76% de esas tareas, mientras que entre los varones solo el 24%, según los datos de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género.
El correlato de esta preocupante y compleja situación se encuentra en la pobreza que, según el Indec, aumentó en el momento más crítico de la pandemia del 35,4% al 40,9%, mientras que la indigencia lo hizo del 7,7% al 10,5% respecto al segundo semestre de 2019.
Este flagelo afectó en mayor cuantía a niños, niñas y jóvenes.
En efecto, de acuerdo con los números de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, en el segundo semestre de 2020, un 56,3% de la población de 0 a 14 años se encontraba en situación de pobreza, casi 16 puntos porcentuales por encima del 40,9% que afecta al total de la población, y 4 puntos por encima del semestre anterior.
En el caso de la población de 15 a 29 años, la incidencia de la pobreza también creció y se ubicó en el 49,6%, siendo el segundo grupo etario más afectado.
Te Sumo
Al parecer, tomando nota de esta realidad, el Gobierno nacional lanzó el programa “Te Sumo”, con la intención de promover la inserción laboral de jóvenes de 18 a 24 años en pequeñas y medianas empresas de todo el país.
La iniciativa, a cargo de los ministerios de Desarrollo Productivo y de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, ofrece una reducción en los aportes patronales y un apoyo económico por parte del Estado para cubrir el pago de hasta un 70% del salario durante los primeros 12 meses, a partir del alta laboral. El aporte del Estado por cada salario se adecuará al tamaño de la empresa, y será de $18.000 en las micro, $14.000 en las pequeñas y $11.500 en las medianas.
La propuesta está orientada a jóvenes de entre 18 y 24 años con secundario completo.