Caso Neuquén, un buen acuerdo se convirtió en un mal negocio
Ilustrado por Juan Pablo Dellacha
Hace menos de 30 días que las rutas de la provincia del Neuquén fueron noticia en los grandes medios nacionales. La disconformidad de los trabajadores de salud con el acuerdo salarial del 15% alcanzado entre el gremio ATE (Asociación Trabajadores del Estados) y el gobierno provincial, llevó a paralizar la principal actividad económica de la provincia.
El caso Neuquén debería ser estudiado por sociólogos, políticos, comunicadores, sindicalistas y empresarios. La cadena de errores en el proceso y su resolución solo lleva a pensar en los riesgos que este caso presenta al actual sistema laboral.
Según Freud, la crisis tiene que ver con las alteraciones y rupturas que puede producir un cambio (en un individuo, en una organización, como en la sociedad). En tan solo 20 días, el reclamo se convirtió en conflicto, y el conflicto en crisis.
Con la presión en las rutas petroleras los autoconvocados mejoraron el primer acuerdo del 15% y sellaron uno nuevo por 53,9% para el 2021. Los incrementos serán escalonados y se pagarán 10% en mayo, 5% en julio, 5% en septiembre, 5% en noviembre y el 8,12% en diciembre.
Este nuevo acuerdo llevó al gobierno del Neuquén a enviar a la Legislatura Provincial un proyecto de ley para endeudarse en 12.800 millones de pesos y financiar el incremento salarial de los estatales.
En este contexto y antes que finalice el tiempo de una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, el sector petrolero debió abrir las paritarias 2020 y acordar un incremento para sus trabajadores.
El año pasado y en plena pandemia, el gremio petrolero acordó un incremento que alcanzó el 31% de recomposición salarial. Las diferencias de criterios entre el sector empresario y el gremial llevó a discutir un nuevo incremento sobre las paritarias del 2020.
La presión de las bases empujó a los sindicalistas neuquinos a reunirse con el presidente Alberto Fernández antes de su viaje a Europa para comunicarle que la resistencia de la empresa de bandera ponía en riesgo la actividad en las cuencas petroleras.
Dos conflictos gremiales en la misma provincia y con diferencia de 30 días es una mala señal para cualquier administración gubernamental. En este sentido, en la última semana pesaron los antecedentes de los autoconvocados de salud para resolver las diferencias entre el sector empresario y el gremial.
Bajo este contexto, los petroleros lograron abrir la paritaria 2020, sumar un 15% al 15% obtenido en noviembre pasado y cerrar con un 30% la paritaria 2021.
En este caso, la asimetría entre empleados públicos y privados es importante como lo es el resultado de ambas negociaciones. En uno el empleador deberá endeudarse para cumplir con un incremento salarial; y en el otro, debió abrir una paritaria que técnicamente estaba cerrada.
Ambos antecedentes podrían cambiar las reglas en las cuales las comisiones paritarias analizan los puntos específicos de las relaciones laborales. Un antecedente que gobiernos, sindicatos y empresarios deberán tener en cuenta ante la conflictividad social y laboral de cada sector.