El sector porcino en Argentina produjo un salto geométrico en los niveles de producción y consumo en los últimos 20 años. En la década de 2000 se producían unas 200 mil toneladas de carne y los niveles de consumo no superaban los 9 kg per cápita. En 2020, el rendimiento de la actividad fue de 650 mil toneladas y la producción atendió niveles de demanda que superaron los 15 kg por habitante.
Para el médico veterinario Jorge Brunori, del INTA Marcos Juárez, “el crecimiento de más del 100% del consumo se produjo por el cambio de tipificación de res que exige el pago por magro, que es la relación músculo-grasa”.
“El productor se vio obligado a mejorar la genética y la alimentación. Esta combinación, mejoró la calidad del producto final con una mayor aceptación en el mercado, por la drástica reducción en los niveles de grasa”, explicó. La medida terminó con los tabúes de cierto sector médico que no recomendaba el consumo de carne porcina y generaba desfavorables condiciones para el mercado.
Brunori agregó que “en 2006, cuando se produce el cierre de exportaciones en el sector bovino, provocando el aumento de los precios, se establece una relación como ocurre en el mundo en la que la carne de vaca cotiza como la más cara, le sigue la de cerdo en una posición intermedia y la aviar en posiciones más accesibles. De esta manera, se empezó a competir con calidad y precio”.
Pura faena
En el mundo se producen y se consumen más de 100 millones de toneladas y la carne de cerdo, lidera las preferencias. La mitad de los cerdos del mundo, aproximadamente unos 1.000 millones, están en China. La Unión Europea es la principal exportadora. Le siguen, EE.UU., Canadá, Brasil y Chile.
En su historial, la Argentina exportó al mundo en promedio 9 mil toneladas de cerdo. En 2020, los negocios superaron las 40 mil toneladas. El crecimiento aproximado, es de un 50% por año.
El proceso de reversión hacia una mayor apertura llega con la creación de nuevas industrias. Por caso, Qualita, frigorífico radicado en Colonia Caroya, abrió sus puertas en 2012.
“En 2017, realizamos nuestra primera exportación de subproductos a Hong Kong, que hoy se sostiene mensualmente. En 2020, incursionamos en Angola y China con la comercialización de ganado porcino. Fueron 100 contenedores con 2.000 toneladas de producto. En la actualidad, la empresa tiene una faena mensual de 10.000 animales. El mercado externo es el 35% de nuestra producción”, señalaron técnicos del establecimiento.
Sin embargo, en una lectura nacional, del total de lo producido en el país, el 94% es para mercado interno y el 6% se exporta. “Tenemos casi todo para ser competitivos: granos, clima, agua dulce y espacio. Solo nos falta revisar la matriz exportadora. Si observamos las proyecciones, ajustando algunos detalles vinculados a las cadenas de frío y sumando la excelente calidad sanitaria más costos razonables, para el 2030 podríamos llegar a las 800 mil toneladas enviadas al mundo”, estima Brunori.
Chile exporta unas 200 mil toneladas de cerdo por año y es el sexto exportador del planeta. Compra 50% de los granos en Argentina y transforma esa materia prima en cabezas que luego vende al mundo. Actualmente, la tonelada de soja cotiza en el Mercado de Chicago entre 300 a 400 dólares mientras que la tonelada de cerdo asciende a 2.000 dólares.
Mercado pospandemia
La pandemia impactó también en el mercado porcino. La cuarentena limitó el flujo comercial en las bocas de comercialización y en la rentabilidad del productor. En 2021, los precios arrancaron en positivo pero hace dos meses entraron en una suerte de meseta con máximos de hasta 126 pesos el kilo vivo, poniendo en jaque la rentabilidad de los chacareros.
“Actualmente, Argentina tiene unos 15.000 productores pequeños y medianos, propietarios de entre 10 a 250 madres. Son el 70% del padrón. El restante 30% son medianos-grandes y grandes empresas. De modo que, cuando atravesamos períodos de crisis como la actual, se corre el riesgo de que muchos de ellos abandonen la actividad”, añadió el especialista del INTA.
Según el Ministerio de Agricultura de la Nación, en el 2000, el rodeo de madres era de 160.000 cabezas. En la actualidad, la cifra se duplica y llega a 368.000 reproductoras. El promedio de inversión por cerda instalada es de 5000 dólares. Sólo del sector primario, en los últimos años rondó los 1.200 millones de dólares.