Los NFT llegan a la música, con Melero como estandarte
Mientras el renovado interés por los discos de vinilo, los casetes y hasta los cedés sigue creciendo, muchos actores de la industria musical apuestan a los NFT. La salida de la pandemia, que parece más cerca que nunca, muestra que el público ha integrado las dimensiones de sus artistas favoritos: el melómano que emerge del aislamiento y la mediatización total del espectáculo es alguien que quiere discos, conciertos en vivo y objetos, gestos y experiencias diferenciales que lo hagan sentir más cerca de la música. Los artistas que durante el confinamiento elaboraron instancias de intercambio con su público (transmisiones en vivo, conciertos on-line, sesiones de conversación, playlists, tutoriales, entrevistas abiertas, entre muchos otros experimentos felices) apenas se asomaron a lo que se aventura como el futuro de una industria cuya actualidad es de perpetuo cambio.
Dentro de un equilibrio delicado, donde un reducido grupo de plataformas de streaming concentra el flujo de audiencia global y acota el campo de acción de la música y sus autores e intérpretes, los NFT surgen como una nueva esperanza de autonomía artística, a la vez que fuente de financiamiento directa.
A inicios de abril, el legendario rapero Snoop Dogg anunció que su primera decisión como propietario del no menos legendario sello de hip-hip Death Row será quitar todo su catálogo de las plataformas de streaming y llevarlas al formato NFT mientras desarrolla su propia plataforma de escucha. Quiero crear una vía en la que pueda mostrarle a la gente cómo no tener que pasar siempre por el comercio de esclavos, dijo el rapero en el podcast Drink Champs, refiriéndose a la industria de la música. Para crear nuestro propio comercio en el que interactuamos con nuestros fanáticos que compran nuestra música, que ganan dinero con la música y luego nos hacen ganar dinero con la música al comercializarla y venderla.
Según los ejecutivos de FUEL, una plataforma para creadores con sede en Londres que logró recaudar un millón y medio de euros de distintos inversores para el desarrollo de una tienda de NFTs musicales, 2022 será el año de despegue del formato. Si piensas en la música, explicó Csongor Barabasi, director de tecnología de FUEL, cuando comprás un vinilo y lo escuchás en casa, suena diferente en comparación con escucharlo en Spotify, porque sabés que sos el dueño de ese vinilo. Ahora imaginate ir a un concierto y escuchar una canción que solo vos, y quizás otras 30 personas en el mundo, poseen. Te garantizo que todos aquellos que simplemente guardaron esa canción no sentirán la misma emoción que vos. Ahora, ¿qué pasa si el artista invita a todos los que poseen el NFT de esa canción al backstage? Los que simplemente la guardaron no entrarán, seguro, porque no tienen prueba de propiedad.
Si bien la explicación de Barabasi parece más bien liviana, orientada a un público adolescente, lo cierto es que los NFT se presentan como un campo de experimentación amplio para el disfrute de la música y la relación entre creador y oyente. En Argentina, el primer artista de talla nacional que se sumerge en el formato es, como no podía ser de otro modo, Daniel Melero. El ex Los Encargados publicará a partir del 27 de abril un nuevo trabajo de música experimental electrónica, construido en base a pistas reunidas desde 2006, en formato NFT y vinilo y asociado a la blockchain Ethereum (una de las cadenas de bloques más elegida por los músicos, pero no la única).
Podría haber sido editado de muchas maneras, dijo el artista en diálogo con el periodista Humphrey Inzillo. Pero me encanta que se así: abstracta y llena de ilusiones. La primera fase del proyecto, titulada Última Thule, se edita a través del sello híbrido Fuxia Art, que habita en el marketplace 3.0 Qurable y tiene la curaduría del DJ y artista electrónico Dilo. El trabajo de Melero, además, incluye una serie de distintivos que hacen difícil reducirlo al carácter de lanzamiento discográfico. De hecho, su autor ha elegido llamarlo juego musical. Dividido en cuatro fases encadenadas, no solo ofrece los tracks compuestos y ejecutados por Melero, entradas al concierto de presentación en el Teatro ND Ateneo de CABA el próximo 7 de mayo, acceso a un encuentro de fans con el músico e interacciones virtuales con él, sino también los stems (archivos de audio multicanal abiertos) para que los compradores pueden remezclar las canciones. Además, el formato permite una licencia para utilizar las pistas del disco en producciones propias, que el músico propone como medio para un concurso de remixes entre sus fans.
Última Thule no aparecerá en Spotify ni en YouTube y solo existirá como NFT y vinilo. Se comercializará con criptomonedas y tarjetas de crédito, y su valor ronda entre los 1500 y los 3000 pesos según cada etapa del proyecto que Melero bautizó Qualia y que se extiende por tres fases más, todas a ser publicadas durante este año. Para mí, a esta altura, más que el sello o el formato, me resultan mucho más atractivas las entropías entre las personas, declaró el músico que fuera colaborador de Soda Stereo y Gustavo Cerati, entre otros. La multidimensionalidad de los NFT parecen ser un nuevo medio para ello.