Festival FICIC, amor por el cine en las sierras cordobesas
Del 4 al 7 de mayo, en el valle de Punilla, sierras de Córdoba, tendrá lugar la 12° edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín, más conocido como FICIC, sigla que entre los cinéfilos es sinónimo de prestigio y de cariño, algo que cada año se renueva a partir de una programación notable y una organización dedicada y amorosa hecha en equipo.
Con cinco filmes procedentes de Serbia, China, Francia y Argentina en la competencia internacional de largometrajes, y un certamen de 12 cortometrajes de Córdoba y del mundo tan compacto como diverso que podría justificar un festival en sí mismo, en este 2023 se destaca también la presencia de la directora catalana Meritxell Colell, quien tendrá una muestra retrospectiva y vendrá a presentar sus películas junto con Roger Koza, director artístico del FICIC.
También habrá tiempo para la competencia nacional de cortos de escuela, la Filmoteca en vivo 35mm, el cineclub de la medianoche, la sección para el cine cordobés Planos de provincia, conversatorios, presentaciones de libros (entre ellos, el Diario de una Filmoteca de Fernando Martín Peña) y otras actividades especiales que durante cuatro jornadas convierten a Cosquín en una ciudad de película.
Toda la programación está aquí, o mirá un resumen en este video.
Después de la pandemia, que obligó a replantear el encuentro en formatos mixtos o híbridos con visionados online, el FICIC regresa con presencialidad plena, renovando la feliz ceremonia de compartir cine con propios y extraños en la penumbra de una sala.
El arte de programar
Más de 500 filmes de 30 países aplicaron en la convocatoria para ser parte de esta edición. Finalmente, animarán la competencia internacional Arturo a los 30, de Martin Shanly (Argentina); Kristina, de Nikola Spasic (Serbia); La vida a oscuras, de Enrique Bellande (Argentina), Magdala, de Damien Manivel (Francia) y Self-Portrait: Fairy Tale in 47 Km, de Zhang Mengqi (China).
Algunas son estrenos en Latinoamérica, son todas películas deseables en cualquier festival del mundo y representan un misterioso privilegio que podamos contar con ellas. Por otra parte, tener dos filmes de Darezhan Omirbayev, como Poeta y La última función, es lo más parecido al sueño de cualquier programador. Es uno de los grandes cineastas de la historia, elogiado fervientemente por Jean Luc Godard. Sus dos películas, si bien transcurren en la capital de Kazajistán, revelan algo universal y vigente con las formas de vida en Argentina o en cualquier lugar que se nos ocurra pensar, asegura Roger Koza, un cinéfilo que vive de viaje, y esto no es una metáfora, ya que es asiduo invitado y asistente a festivales como Cannes o Venecia, y programador desde hace 18 años del festival de Hamburgo, o del de Viena, desde 2018, por citar solamente algunos.
Programar en el FICIC es programar en un festival de provincia que quiso ser internacional y que está a la altura de esa propia decisión inicial. Yo aprendí a programar en un cineclub en la ciudad de La Cumbre, por lo tanto comprendí de inmediato que no había que hacer concesiones por estar en una situación periférica. Aprendí que programar es combinar diferentes perspectivas de clase, de generaciones, es atender la relación entre lo que circula en un pueblo o en un país y las imágenes que faltan. Para mí es un privilegio hacerlo en Cosquín como es un privilegio hacerlo en Viena, y no es una aseveración demagógica. Es realmente ser fiel a una historia personal, expresa.
Para este festival, donde todo es colectivo, se apoya en un equipo de programación integrado por Leandro Naranjo, Ramiro Sonzini y Gretel Suárez.
Me resulta muy difícil expresar si hay una película por encima de otra, una perla, una película tapada. Sobre todo porque es un festival compacto, condensado, y porque todas hacen a la identidad del festival, concluye Koza.
El arte de convocar
Se cumplen 12 ediciones desde aquella primera invitación, en mayo de 2011, en que Carla Briasco y su compañero Eduardo Leyrado se embarcaron en la idea de promover nuevas miradas, de crear un cálido espacio de encuentro no sólo para mostrar películas, sino para reflexionar y compartir con camaradería el amor al cine.
Todo empezó de una manera muy tímida. Fuimos con Eduardo a presentar la propuesta de llevar películas y proyectarlas en una sala, en ese momento, al director de Cultura, Raúl Acosta, que nos abrió las puertas. La idea fue creciendo y se convirtió en festival, relata.
Puesta a evocar aquellos años, a Carla se le viene la imagen de la Mary, su madre, pidiéndole que por favor no se pusiera mal si no iba nadie a la función de la siesta.
El premio para tantos nervios y tanta incertidumbre fue una sala llena que se repitió todos los días y una emoción que dura hasta hoy.
Se gestaron momentos inolvidables con las proyecciones de las películas cordobesas en 2011. De algún modo, el festival fue parte de esa construcción del cine local y de su difusión, igual que los encuentros espontáneos y el convite en la casa de mi madre con el locro de bienvenida, que después fue una excusa para dar inicio a cada edición, se ríe Carla.
El locro es una tradición que se mantiene, como la de ir al río Cosquín a la hora de la siesta. En aquella primera edición, ganó varios premios la película De caravana, de Rosendo Ruiz.
En estos 12 años, el FICIC no hizo más que sumar fans, apoyos, prestigio, funciones y reputación, sin perder ese espíritu original.
Mirando los inicios, Carla se asume en un mar de emociones y adrenalina. No podemos creer estar concretando una edición más, con la ciudad, las y los vecinos, toda la comunidad, el Municipio en todas las gestiones, las instituciones que acompañaron y acompañan, dice.
Y agrega: Con Eduardo siempre sentimos que el sostén que tiene FICIC es la fuerza y el empuje de nuestro equipo. Son quienes dedican tiempo valioso para generar la magia de este festival que se torna cercano con los realizadores, las películas, la ciudad y crea una comunidad propia.
FICIC es #AmorAlCine -resume-. Tiene pasión, encuentro, camaradería. una programación cuidada. En cada rincón y momento de FICIC hay alguien detrás de los detalles para que la experiencia del festival sea motivo de celebración.
Dicen que en Argentina hay dos tipos de cinéfilos, los que fueron al FICIC y esperan o añoran siempre volver; y los que todavía tienen pendiente esa experiencia y confían en hacerlo, por fín, esta vez.
PARA VER
FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE INDEPENDIENTE DE COSQUÍN (FICIC)
Del 4 al 7 de mayo de 2023.
En instagram, @ficic
Actividades y funciones gratuitas, y entradas desde $300.
Apoya Incaa, Cine.ar, Polo Audiovisual Córdoba y Municipalidad de Cosquín.