Más de 37 mil personas siguen a Ignacio Porras en su cuenta de Instagram @ignacioporrasok, desde donde el licenciado en Nutrición y director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Nutrición y Alimentos Reales (Sanar) se propone promover la alimentación real, autónoma y autogestionada.
Impulsor de la Ley de Etiquetado Frontal, Porras asegura que hablar de alimentos reales es un posicionamiento político frente a los modelos productivos que elaboran productos ultraprocesados, con exceso de nutrientes críticos y escaso valor nutricional.
Para el especialista, la educación es un factor fundamental para mejorar la alimentación de las personas, aunque no suficiente: “La educación requiere de entornos que la acompañen. Podemos hablar mucho con los niños de los beneficios de comer fruta, pero si en la cantina sólo le venden ultraprocesados, el entorno termina condicionando lo que vas a comer”.
-Hablando de alimentos reales, ¿qué deberíamos tener en casa para preparar desayunos y meriendas saludables?
-Para comer necesitamos alimentos, más allá del momento del día. Hay una cuestión cultural que se ve reflejada en qué comida es desayuno, almuerzo, merienda y cena, y la realidad es que el cuerpo necesita alimentos que aporten nutrientes para cumplir con las funciones biológicas. Puede haber frutas, legumbres, semillas, huevo, carne, todas esas opciones son alimentos que brindan al cuerpo nutrientes que necesita. Una galletita de paquete, en cambio, nos da solo nutrientes críticos en exceso, que no son necesarios en ninguna de las comidas. Últimamente vemos que en incluso hay bares que han sumado a sus propuestas la tostada con palta y huevo, ya no parece extraño un desayuno así. Un poco el trabajo de los profesionales de la nutrición es dar ideas y acercar recetas, formas de preparación, para ampliar las opciones.
-¿Cuáles serían los alimentos reales?
-Hablar de alimentos reales es un posicionamiento político frente a los modelos productivos. Un alimento real sale de un animal o de una planta, es un tejido animal o vegetal, o un alimento producido bajo sistemas productivos amigables. La diferencia puede estar entre un tomate agroecológico y uno regado con agrotóxicos, o un alimento procesado de manera casera o de manera industrial.
-¿Cuáles son los principales productos que deberíamos evitar en nuestra alimentación?
-Hay que evitar los procesados de mala calidad que poseen en exceso nutrientes críticos como sodio, azúcares o grasas. Nosotros comemos alimentos procesados, porque una milanesa es procesada, pero puede ser casera o industrial. Si es casera, puedo usar sal baja en sodio o no ponerle sal sino otros condimentos, puedo elegir la calidad del rebozado, la cantidad de aceite. En los procesados industriales, a las cantidades de nutrientes críticos las deciden ellos en función de otras variables.
-¿Cómo juega el factor “tiempo” en las malas decisiones?
-Justamente lo que la industria te resuelve es la comodidad: no gastes tiempo cocinando, yo te resuelvo. Pero comer de manera consciente y saludable requiere mayor participación. Tampoco significa cocinar todo el día, sino organizar los tiempos, y en vez de emplear una hora y media en ir al supermercado y estar largo rato frente a la góndola de golosinas, usar ese tiempo en cocinar para más de un día y fraccionar, por ejemplo.
-¿Qué efectos tiene en la salud la mala alimentación?
-Básicamente, el consumo en exceso de nutrientes críticos de azucares, sodio, grasas, grasas trans está asociado a las enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT) como diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, hígado graso, entre otras. No me gusta incluir a la obesidad porque no acuerdo con patologizar los cuerpos, y muchas veces en materia de nutrientes críticos se pone el foco en la obesidad que puede ser puntapié como no. En Argentina, estas enfermedades son la principal causa de muerte: 686 personas mueren por día en el país. En los 11 meses que se demoró la Ley de Etiquetado Frontal se murieron más de 200 mil personas por estas causas.
-Fuiste uno de los impulsores del Etiquetado Frontal. ¿Qué impacto creés que va a tener la Ley aprobada en nuestro país?
-Contar con información y tomar decisiones libres siempre es positivo. Las experiencias de países que lo implementaron lo ratifican: Chile pudo reducir en un 25% el consumo de bebidas azucaradas y en un 14% el consumo de cereales azucarados. Hay un dato muy impactante de México, como de Uruguay, según el cual la mitad de las personas manifestaron un cambio en su elección de compra al ver los octógonos. Iban a un producto con menos octógonos, o sin octógonos, o bien no llevaban el producto. Pero se modificó su decisión de compra. Y otro dato muy alentador de México es que, para tener que salir al mercado los productos con etiquetado, había muchos que habían sido modificados para no llevar el sello. Se terminan generando ofertas alimentarias con menor concentración de nutrientes críticos.