Foto de La Scaloneta.
Siempre me gustó el fútbol y sigo los Mundiales con pasión y compromiso, aunque apenas se terminan se me mezclan las sedes, los ganadores, los entrenadores, los árbitros injustos. La excepción a esa suerte de amnesia selectiva es, claro, el de Argentina 1978 (iba a la escuela primaria) y por supuesto el de “Méjico Ochentiséis” por razones obvias en las que no voy a abundar, aunque #elijocreer.
Con la ilusión, la esperanza y las ganas de ESO que todos queremos pero no nombramos por miedo a la mufa, sé que a diferencia de la mayoría de los mundiales de los que tengo imágenes fragmentadas y caprichosas, el de Qatar será para siempre un recuerdo nítido y bien plantado por un par de buenas razones.
- Un sueño de verano. Es el primer mundial con calor. Con ventilador, hielo y pileta. Un mundial con asado cortando la semana, con ganas de Fin de año. Volver a juntarse para pasarla bien. Prepararnos para sufrir y reírnos y abrazarnos. La felicidad llega para todos y borra por un buen rato las penurias, la inflación, la malaria, las malas noticias, la grieta. Salir a la calle a tocar bocina. Sentir que podemos. Semana libre para soñar.
- Un lío bárbaro. Por supuesto que Qatar será inolvidable por la suerte y el privilegio de ver al mejor del mundo jugando para nosotros. Pobres rivales… Qué horrible tener que marcarlo y quedar siempre a destiempo, despatarrados, con la cintura por un lado y las rodillas para el otro. A los 35, Messi es un fenómeno que disfruta todo el mundo y nadie le tiene bronca. Siempre fue así, pero ahora se hace cargo. Disfruta, manda, pelea, ordena, se ríe, contagia. Y está emperrado, corre todo.
- Decálogo Scaloneta. Ir de menor a mayor. Pegarse un palo y levantarse rápido. No subestimar a nadie. Una cosa por vez. Confiar en el trabajo. Creer en el otro. El de afuera también suma. Si no se disfruta no vale. Una solución para cada problema. Hay equipo y todos somos intercambiables (menos Messi). De los 26 jugadores que viajaron a Qatar, 19 viven su primer Mundial y ya son como de la familia. Rodrigo, Julián, Cuti, Enzo, Lautaro, vengan a la mesa que está la comida. Salvo los arqueros suplentes, todo el plantel tuvo sus minutos en cancha y eso merece un aplauso. Scaloni habla llano, no se la cree, nos contiene, esquiva los títulos polémicos y eso merece otro aplauso.
- A tu salud (mental). Es el primer mundial donde los jugadores dicen abiertamente que van a terapia y lo cuentan a cámara sabiendo que lo verán millones. Lo dijo el “Dibu” Martínez en esta nota con Tití Fernández. Sabemos que son estrellas que cuidan el cuerpo con médicos, kinesiólogos, fisioterapeutas, nutricionistas, para que la máquina funcione como un reloj, para que no se rompa. O para que si se rompe, se arregle bien rápido. Ahora también sabemos -confirmamos-, que esa máquina no funciona sin la cabeza, que es importante cuidar las emociones, que con la salud mental no se jode. Leí bastante sobre el tema. Les recomiendo esta nota de Roberto Parrottino.
- Chicas listas. Ya hubo algunas experiencias en Rusia, pero en Qatar hay más presencia femenina en la tele, en relatos y comentarios. Y son buenísimos. Particularmente, me encanta Angela Lerena, de la Televisión Pública, que lee muy bien el juego y sabe contarlo. Las mujeres evitan metáforas rebuscadas, dan el dato preciso, transmiten emoción sin subrayar. La mejor nota con Messi se la hizo Sofía Martínez (de la TV Pública y del programa Perros de la calle) que en vez de preguntarle por enésima vez a quién le dedicaba el triunfo contra Croacia, aprovechó el momento para agradecerle y decirle lo que todos pensamos, que puede quedarse tranquilo porque ya atravesó la vida de cada argentino -y del mundo- con un rayo de felicidad. Y el Capitán se conmovió.
Bonus track. Ya que hablamos de mujeres y de mejores, un párrafo para la gran Leila Guerriero. No van a leer nada tan genial como este texto que escribió para El País y que pueden disfrutar haciendo clic aquí. Es breve, es hermoso, es sensible y espero que el domingo funcione. Que se repita, que así sea.