Ilustración Daniel Pito Campos
Desde 1954, y por recomendación de la Asamblea General de Naciones Unidas, se eligió un día particular para conmemorar a las infancias: una fecha pensada para llamar la atención sobre un grupo poblacional vulnerable al cual se le debe garantizar el cumplimiento de sus derechos básicos y elementales.
Argentina conmemora a las infancias el tercer domingo de cada agosto, y la fecha -concebida para difundir y reflexionar sobre los derechos- devino también en una celebración más vinculada al comercio de juguetes, poniendo a los regalos como los principales protagonistas de la jornada.
Aun así, y aunque estas personas pequeñas esperan con ansias algún paquete con moño de colores, es preciso seguir posando la lupa en sus derechos, principalmente en aquellos que no se cumplen, aquellos que tambalean o pasan a un segundo plano cuando otras urgencias condicionan la vida de las personas.
Estereotipos en las publicidades infantiles
Atender a los derechos de las infancias implica mucho más que saberles garantizadas sus necesidades básicas: que se cuide su honor y su intimidad; que se respeten sus orígenes; y que se escuche su voz si son parte de algún proceso judicial son sólo algunos ejemplos del complejo entramado de garantías que les corresponden.
La ESI, un derecho zigzagueante
En 2006 se aprobó en Argentina la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) N° 26.150, normativa que prevé que los establecimientos educativos públicos y privados de todo el país deberán dictar contenidos vinculados con la educación sobre el cuerpo y la sexualidad desde el nivel inicial, para garantizar una base de conocimiento que alcance a cada niño y niña en las distintas etapas de su desarrollo.
La aprobación y la implementación han ido surcando un camino sinuoso a lo largo del tiempo, repleto de dilemas, cuestionamientos e informaciones equivocadas que alimentaron movimientos que resistían su aplicación.
A 16 años de aquella sanción, el desarrollo de los contenidos de Educación Sexual Integral continúa siendo irregular en las escuelas del país. Especialistas advierten que cuesta una implementación transversal que involucre al conjunto de materias que se dictan en las escuelas, y afirman que los prejuicios y tabúes de las personas adultas condicionan el modo en el que se transmiten estos conocimientos. Y, al mismo tiempo, reconocen cuán valorados son estos contenidos por las adolescencias y juventudes.
“Cuando una abre la escucha a los temas que les interesan, aparecen dos aspectos de interés: por un lado, la prevención vinculada a la educación sexual tradicional -evitar enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, abusos-, y por otro lado una gran inquietud ligada a la revolución cultural que se vive en la actualidad en términos de sexualidad e identidades”, apunta Carolina Guevara, comunicadora social, integrante de la organización Hablamos de Amor Córdoba, un proyecto que trabaja desde 2008 en la prevención e investigación de las violencias en las relaciones amorosas adolescentes.
Sobre las principales inquietudes, Guevara asegura que a jóvenes y adolescentes les interesa que les hablen del placer, de los derechos, de acuerdos afectivos en las relaciones amorosas, así como del consentimiento, de las nuevas masculinidades y diversidades. “Les preocupa la violencia digital que vivencian en las plataformas que usan”, advierte.
“Las infancias y las juventudes viven la escuela como un espacio de existencia y de diálogo. Y de estas problemáticas exigen más que recibir información solamente, los espacios donde se da ESI son pensados como espacios de reflexión de forma continua, y no disgregada. En general les parece que son pocos los espacios y el tiempo dedicado a la temática”, apunta Guevara, quien desde hace 14 años trabaja con estudiantes.
Aplicación irregular
La integrante de Hablamos de Amor Córdoba coincide en lo irregular de la aplicación de la ESI: “Conocemos algunos colegios donde la educación sexual integral forma parte de un proyecto institucional transversal a todas las asignaturas; pero también hemos dado talleres en escuelas donde la ESI ni siquiera se nombra, sino que aparece como una oportunidad de información que abre al cole con profesionales invitados a dar charlas; y también hay instituciones que tienen a un grupo de docentes encargados de ponerla en funcionamiento dentro de sus propios márgenes de acción y con muchas resistencias y vigilancia”.
“Hay mucha información confusa sobre la ESI, se generan muchos temores moralistas que obstaculizan su concreción y contra eso también hay que trabajar organizadamente con la comunidad educativa para garantizar el cumplimiento de este derecho que existe hace muchos años”, explica Guevara.
Y agrega: “Un ejemplo de esos supuestos moralistas es la idea de que ´se le adelantan contenidos inadecuados para la edad´ u otro mito como que ´se promueve la homosexualidad o conductas impropias´, cuando en realidad se promueve el derecho a la libertad en las orientaciones sexuales y el respeto por las diversas identidades de género que existen”.
Promover la autonomía
No se puede reclamar aquello que no se conoce, y de allí la importancia de la ESI como instrumento expansivo de derechos que fomenta la autonomía y abre espacios para que niños y niñas puedan exteriorizar situaciones de violencia. Según una encuesta de Unicef Argentina, el 70% de los niños y las niñas de entre 2 y 17 años fue sometido a algún tipo de violencia, sea física, psicológica o sexual, tal como publicó Redacción Mayo.
Que sepan que tienen derecho a disfrutar con sus amigas y amigos, aunque la persona con la que salen no esté de acuerdo; que estar saliendo con alguien no habilita a esa persona a condicionar qué ropa pueden usar o a qué lugares pueden ir; que pueden decir “no” cuando quieran, son algunos aspectos de la autonomía que se abordan a través de la ESI.
“La ESI provee muchas de esas herramientas para decidir aspectos de nuestra identidad, de nuestros vínculos, de nuestra sexualidad. Todo el tiempo los y las adolescentes, pero también las infancias, están decidiendo sobre situaciones de su vida: desde qué ponerse, cómo peinarse, qué ropa usar, con quienes compartir su tiempo, qué actividades hacer, a qué cosas decir qué sí y a qué cosas decir que no, incluso con quienes hablar, tener vínculos, o a quienes contarles cosas sobre la vida íntima”, valora Guevara.
Y define la ESI como “un movimiento pedagógico que impacta en los destinos de las infancias y las juventudes, promoviendo una vida saludable y una sexualidad responsable, basada en vínculos igualitarios”. Por su experiencia en el territorio escolar abordando la violencia en el noviazgo, considera un gran desafío que los destinatarios de la formación “se apropien de los derechos que la ley promueve”.
En el mes de las infancias, Carolina sostiene que tanto la sociedad como los Estados les están debiendo a las infancias una reforma educativa plena, “una revolución educativa donde puedan formarse como seres plenos y felices, que les garantice un futuro de inclusión, sin violencias y con igualdad”.
Esta nota se enmarca en la Agenda Pública “Infancias Cuidadas”.